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LA MORENICA EN VILLENA, del 13 al 20 de mayo de 1973

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Con motivo de las Bodas de Oro de su Coronación Canónica, del 13 al 20 de mayo se llevaron a cabo en Villena unas jornadas marianas y con tal motivo fue traída a la ciudad la sagrada imagen de la Virgen de las Virtudes.

Resumen de la visita

El recibimiento en Villena tuvo lugar en el paso a nivel a las 7,30 de la tarde. Fue llevada a Santiago por las siguientes calles: Gil Osorio, Menéndez Pelayo, Blasco, plaza de Águeda Hernández, Maestro Guillén, Puerta de Almansa, Ramón y Cajal y plaza de Santiago.

A lo largo de toda la semana, a las 6,30 de la mañana comenzaba el traslado a las distintas parroquias  de Villena.

La vuelta al santuario se produjo el domingo 20, con el siguiente itinerario: Capitán López Tarruella, Trinidad, Dª Isabel, Paseo de Chapí, Cristóbal Amorós, Cervantes, Sancho Medina y despedida oficial en el paso a nivel.

En la comitiva de despedida participaron los alféreces de las comparsas y Regidora y Madrinas, ataviadas con el traje de verano.

El reportaje fotográfico, que figura a continuación, fue realizado por Paco Domene Milán; quién gentilmente nos ha cedido estas fotografías para realizar este artículo.

Tras las fotos de la visita al Asilo de ancianos, publicamos el relato de como transcurrió dicha semana, de ahí que lo hemos titulado: CRÓNICA DE TODA LA SEMANA. 
Villena, 9 de diciembre de 2018
Joaquín Sánchez Huesca




Es importante resaltar la coincidencia de la Virgen de las Virtudes con la Virgen de Fátima en la iglesia de Santiago el sábado día 19 y muy bonita el cruce de ambas imágenes en las "cuatro esquinas". Las Virgen de las Virtudes iba a visitar la iglesia de la Congregación (Hermanas Trinitarias) y el Asilo de Ancianos Desamparados.










CRÓNICA DE TODA LA SEMANA

Durante la semana del 13 al 20 de mayo, vivió nuestra ciudad unas jornadas de intensa devoción mariana con la estancia de Ntra. Sra. de las Virtudes en todas y cada una de las parroquias de la población.

La presencia extraordinaria de la Patrona, motivada por el cincuentenario de su coronación canónica, coincidió felizmente, el sábado 19 de mayo, con el Paso de la Virgen de Fátima por las calles villenenses y su albergue durante unas horas en el templo arciprestal de Santiago.

El boletín nº 4  referido a los meses de mayo, junio y julio  nos ofrece la Crónica de las Jornadas Marianas, que vamos a recordar a continuación, juntamente con el orden y los itinerarios que recorrió la Sagrada Imagen:

El domingo 13 de mayo, terminada la Misa de 11, se trasladó la Venerada Imagen desde su camarín a las andas de viaje, y llevada procesionalmente por las mujeres hasta el final de la nave, quedó llena de flores preparada para la marcha de la tarde. Se inició a las 4,30 en punto, sorprendidos todos con la cantidad de romeros que fueron a traerla. El camino viejo se llenó enseguida con la larga cinta que iniciaban los adelantados, camino del crucero, del arenal, de la mesa sobre el puente de la Acequia del Rey, cantando el Santo Rosario y las plegarias marianas hasta San Bartolomé, con su alegre volteo de campanas y la parada para reponer energías con la ligera merienda. Veinte minutos después se reemprende la marcha. Parada sobre flores en La Casita y a las 7,30 en punto la Virgen estaba ante su pueblo y era recibida con la emoción de la plegaria encendida, en la tarde espléndida del florido mayo, congregados en el paso a nivel, en multitud hermanada a recibir a la Madre en jornadas de rezos y plegarias, para durante una semana estar con Ella, vivir con Ella, sin otro programa ni otro motivo, nada más que Ella.

En apretada multitud, a hombros de todo el pueblo, tras cruzar el paso a nivel y ser recibida en la plaza de la Virgen, continuó por las calles Gil Osorio, Menéndez Pelayo, Emilio Hernández (Blasco), Maestro Guillén, Plaza Águeda Hernández, Puerta de Almansa y  Ramón y Cajal, se llegó al templo de  Santiago, que fue impotente para recibir toda la multitud. El Padre Rodríguez, Misionero, pronunció el Pregón de las Jornadas Marianas, y extrañado porque cuando terminó el público permanecía en la iglesia, dijo: “como veo que nadie tiene prisa en marcharse, voy a comenzar otro Rosario”. La iglesia estuvo abierta hasta pasada la medianoche.

A las 6,30 de la mañana siguiente, lunes, fue la primera sorpresa de los traslados. Una asombrosa multitud enriquecía el traslado mañanero de la Sagrada Imagen a la Parroquia de San Francisco. El recorrido fue el siguiente: calles Teniente Hernández Menor, Calvo Sotelo, Juan Carreras López (Baja) y carretera de Biar. El Poblado de Absorción la recibió con una gran pancarta y los balcones de las casas estaban adornados de colchas nupciales, de guirnaldas y  banderas puestas durante la noche por la enfervorizada vecindad que quería ofrecer su flamante barrio, como testimonio de la satisfacción de ser visitado por vez primera por La Morenica. Sus hombres jóvenes la portaban desde Santiago. Estaba en sus manos y andaba vigorosa al paso orgulloso de la más pura alegría. Cuando llegó al templo de San Francisco, era tal la multitud que la Misa tuvo que celebrarse en la explanada. Durante el día fue un jubileo del pueblo y en especial del Barrio, igual que en las solemnidades de la tarde-noche, puesto que a las 7,30 se rezó el Santo Rosario, seguido de la celebración Eucarística.

Se tuvo  la ocurrente idea de embotellar vino, poniendo como etiqueta una estampa de la Virgen, rodeada por una borla que decía: “Recuerdo de la visita de La Morenica al Barrio de San Francisco.

A la mañana siguiente, martes, a las 6,30 comenzó el traslado a Santa María, acompañada de una gran multitud que, durante todo el día fue un rosario de visitas, emocionada Santa María la vieja, que era como cariñosamente la llamaba el Padre Rodríguez, incansable hombre de Dios que dirigía emocionadamente las Jornadas.

El miércoles, impresionó el traslado por las calles Rambla, Garrofero, Pedrera, Prim, Hernán Cortés, José Ayelo (Pintor Sorolla), A. Giménez (Copo) y Luis García; calles que en el límpido azul mañanero fueron cauce de simpatía para el tumulto que el gentío acompañante arropaba con la Virgen al vecindario que agarraba el instante del Paso con el corazón en los ojos. Llegó hasta el templo de los Padres Salesianos, siendo recibida con tracas y carcasas. En su gran patio se realizó la Santa Misa entre voces juveniles y guitarras de alegría. Al igual que todos los días, por la tarde a las 7,30 se rezaba el Santo Rosario y a continuación la Santa Misa con su correspondiente Homilía Mariana.

Era realmente impresionante ver por las mañanas las carreras para darle los buenos días a la Virgen de las Virtudes, acompañarla un rato y acto seguido marchar al trabajo.

El jueves se llevó a la Parroquia de la Paz por el siguiente recorrido: San Sebastián, Coronel Selva, Celada, Cisneros y Avda. de José Antonio (Constitución). Ahora bien, hubo una improvisación y es que se atendió el ruego del Barrio de la Constancia para que pasara por él, y así se hizo, con la grata sorpresa de ver a sus gentes colocando colgaduras y guirnaldas en testimonio de ofrenda. En la iglesia de la Paz, precisamente por su pobreza actual, todo resultó más hermoso. Sobre todo, ese llenarse la iglesia, a la una, a la salida de las fábricas, y a las tres menos cuarto, momentos antes de comenzar la jornada vespertina. Y juventud con la Virgen, jóvenes y muchachos, con minifalda o pelo largo, pero con un pecho sembrado de amor a la Virgen.

Y de la Paz a Santiago, en el amanecer del viernes día 18, pasando por las calles: La Revoltosa, Martínez de Olivencia, Párroco Nadal, San Sebastián, Jacinto Benavente, General Mola (Escultor Navarro Santafé), Juan Chaumel, Ramón y Cajal y Plaza de Santiago.

Y el sábado sucedieron varios momentos muy emocionantes; el primero cuando la Virgen de las Virtudes, en el templo de Santiago, recibió la visita de la Virgen de Fátima y durante unas horas estuvieron las dos imágenes juntas.

Por la tarde, bajando La Morenica a las cuatro esquinas, camino de la capilla de la Congregación de las Monjas Trinitarias, cedió el pasó por la Corredera a la Virgen de Fátima que se despedía de Villena. Tras la visita a las monjas, La Morenica partió para la capilla del Asilo de Ancianos, pero era tal la afluencia de gente, que rápidamente se tuvo que improvisar, visitando el Asilo, pero por la entrada de la calle Ferriz y en la explanada del mismo se le hicieron los Rezos.

El domingo, en Santiago, a las 10, la Misa concelebrada estuvo presidida por el Sr. Obispo de la Diócesis don Pablo Barrachina.

Tras finalizar la Santa Misa, se organizó la comitiva de despedida, que la inició la Banda de Cornetas y Tambores de la Cofradía de la Soledad, que también fue a recibirla. La Morenica contó también con la escolta de las Regidoras y Madrinas de ese año, así como de los Capitanes y Alféreces de las catorce comparsas.

El recorrido de despedida transcurrió por las calles Capitán López Tarruella, Trinidad, Dª Isabel, Paseo de Chapí, Cristóbal Amorós, Cervantes y plaza de la Virgen.

Una despedida emocionantísima para los que hicimos ese recorrido y un pasillo de despedida muy entrañable el que, improvisadamente organizaron los cargos festeros, amenizados por los sones de la citada banda de cornetas.














Jordi Savall - Folías de España

LA VIRGEN DE LAS VIRTUDES ESTRENÓ ANDAS Y NUEVO TRONO EN 1752

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La Virgen de las Virtudes estrenó Andas y nuevo Trono en 1752

            En el libro titulado Historiade la Imagen de  Ntra. Sra. de las Virtudes escrito por don José Zapater y Ugeda en el año 1884, nos da cuenta su autor de  una importante noticia acontecida en el año 1752. El Cabildo Municipal acordó traer la Virgen de las Virtudes a Villena con el fin de impetrar la salud pública, profundamente amenazada por la peste y para rogar y pedir al cielo la sucesión del monarca Fernando VI.
            Sigue indicando Zapater que, con dicho motivo, se estrenaron unas andas y la Sagrada Imagen fue colocada en un sorprendente trono. Dicho trono, por medio de un ingenioso mecanismo  se va elevando mientras se canta la Salve, de manera que, colocadas las luces sobre el altar en aparente desorden, poco a poco se van ordenando con perfecta simetría, hasta que la Virgen aparece en lo más elevado del trono, donde queda expuesta a la veneración de los fieles.
A continuación iremos relatando los acuerdos y actuaciones que se fueron realizando para preparar la venida de la Virgen. Comenzamos en el mes de enero con los nombramientos de comisarios para festividades, realizados por el Corregidor, don Gaspar Delgado Llanos y Moreda,  y que recayeron en Diego Guerao y Capos y a Diego de Selva y Rojas.
En la reunión del Cabildo Municipal del 27 de marzo, los señores don Pedro Antonio Herrero, don Alonso Rodríguez, don Pedro Phelipe Herrero y don Francisco Cervera, comisarios que fueron nombrados para recoger las limosnas de los vecinos y para hacer fabricar las andas y candeleros para nuestra Patrona, dieron cuenta de haber cumplido su encargo y lo recaudado, tanto en dinero, como en alhajas, lo ponían de presente a  la ciudad para solo sirvan al fin encomendado, que es para las funciones de Ntra. Sra. de las Virtudes. El Ayuntamiento dio las gracias a dichos señores, haciéndolas extensivas al Sr. Corregidor por lo mucho que se interesó en la solicitud de limosnas a los vecinos.
          Se acordó también, realizar un cajón en donde se guarden las andas y los ciento cincuenta candelabros.
          Los párrocos que regían las dos parroquias de la ciudad eran don Juan Fernández Vila en Santiago y don Joseph Martínez Pardo de la Casta en Santa María.

            En la reunión del Cabildo de fecha 15 de mayo, su capitular  don Francisco Cervera, propuso a la ciudad de que, estando los campos del término muy abundantes de sembrado, de lo que se esperaba una colmada cosecha de granos y existiendo un cierto temor por los nublos que iban apareciendo y que podían causar que la piedra destrozase el campo, pidió a la Ciudad el que se acordase traer a la Virgen en rogativa, para pedirle que, por su intersección, se evitara la pérdida de la cosecha, como también para que su Divina Majestad libere a los vecinos de enfermedades, como también para que conceda sucesión a los católicos monarcas, que tan necesaria es para la tranquilidad del mundo cristiano, añadiendo que los gastos del traslado se sufraguen con las limosnas que dieren los vecinos y no los caudales públicos.



            La ciudad dio las gracias a don Francisco Cervera e informó que no teniendo el ayuntamiento dinero para afrontar los gastos y los vecinos pasan una coyuntura muy estrecha, dijeron que sería preferible que la procesión se haga el 7 de septiembre, conduciendo la Sagrada Imagen a esta ciudad con la mayor ostentación y se le de culto en Santiago los nueve días como es de costumbre, nombrando comisarios para ello a don Pedro Antonio Valero y a Pedro Phelipe Herrero, que ya lo fueron en el año 1750, cuando tan solemnemente se trajo. Se acordó avisar a los cabildos de ambas parroquias, aprovechando de paso la ocasión para inaugurar las nuevas andas y candeleros.
            Tras todos estos acuerdos surgieron otros temas de importancia como eran: que el Trono estuviese iluminado de día y de noche desde el día 7 de septiembre, día de llegada al sábado 16 de septiembre, último día del Novenario. Organizar los nueve sermones, así como las Misas cantadas y las Salves correspondientes.
            Los vecinos también tenían que planificar otras actividades, como eran la formación de soldadescas, construcción de castillos de fuegos artificiales, preparar velas  y organizar los alumbrados correspondientes.
            La emoción de los ciudadanos debió de ser impresionante y prueba de ello nos la encontramos en las páginas del libro, al que vamos a referirnos a continuación, en el que el Cura párroco de Santa María don Joseph Martínez Pardo de la Casta nos ofrece una visión general de las Fiestas que Villena celebró en honor de su Patrona, del 7 al 16 de septiembre, así como de la gran oratoria ofrecida por parte de los nueve oradores que intervinieron.
            Pasamos a detallar el  libro que lleva por título: SERMÓN PANEGYRICO, que en las plausibles Fiestas, que la muy Noble y Leal Ciudad de Villena, celebró a la devotísima Imagen de María Santísima de las Virtudes, colocando a esta Divina Señora en unas nuevas Andas y un prodigioso Trono, impetrando la salud pública y la feliz sucesión de nuestros Católicos Monarcas, el día 16 de Septiembre de 1752
Predicó el Doctor don Joseph Martínez Pardo de la Casta,  presidente que fue de Philosophia y Sagrada Theología Escolástica, por la Escuela Thomista en el Seminario del Señor San Fulgencio de la Ciudad de Murcia, y actualmente Beneficiado y cura propio de la Parroquial de la Señora Santa María de la ciudad de Villena, siendo el nono y último de tan solemnes cultos.
Sale a la luz pública por el señor don Gaspar Delgado y Llanos,  corregidor de la ciudad de Villena, a quien, en reconocimiento de su afecto, lo dedica el Orador.
Impreso en Murcia

Dedicatoria
Al Corregidor de Villena don Gaspar Delgado Llanos Moreda y le agradece  que:
“Haya estimulado a este pueblo para labrar esas majestuosas andas y ese regio y suntuoso trono en que se ha visto colocada con la mayor majestad María, Señora Nuestra, logrando nuevos accidentales realces de hermosura…”.
Destaca también su acertado gobierno de este pueblo e indica  que:
“Siendo vuestro mayor tesón el mayor aumento de su culto y el de su Santísima Madrid, es la puntual asistencia a las iglesias, siendo don Gaspar el primero en los Sermones, Procesiones, Comuniones Generales y demás actos en que un juez debe resplandecer con su ejemplo, sirviendo todo esto de un continuo estímulo a todo este pueblo, para la más puntual asistencia”.
Realiza también una descripción de la familia del Corregidor y un recuerdo muy especial a la fidelísima villa de Medina del Campo, lugar de sus antepasados familiares, finalizando con las siguientes palabras:
“Así camina esta población al amparo de V.S. de cuya innata honradez y generosidad, no dudo de la admisión correspondiente a su heroica caridad”.
8 de diciembre de 1752
Doctor Don Joseph Martínez Pardo de la Casta

Aprobación del señor doctor don Juan Fernández Vila, Beneficiado y cura propio de la Parroquial del Señor Santiago de la Ciudad de Villena.
Revisión para la censura del Sermón panegírico que dio el Doctor don Joseph Martínez Pardo de la Casta, Beneficiado y Cura propio de la Parroquial de Santa María de esta ciudad de Villena, dijo en el día nono y último de las Fiestas, que esta expresada ciudad celebró a María Santísima de las Virtudes.
Indica que al finalizar su sermón, fue aprobado con grandes admiraciones por parte de todos los asistentes y finalizó su dictamen solicitando que el señor Gobernador concediera licencia para imprimirlo.
 Villena, y Noviembre 15 de 1752
Doctor don Juan Fernández Vila

Licencia de Ordinario por el doctor don Andrés de Rivera y Casauz, Chantre, Dignidad y Canónigo de la Santa Iglesia de Cartagena, Gobernador provisor y Vicario General en todo su Obispado, Sede Episcopal Vacante.
Indica en su aprobación que da licencia a cualquiera de los impresores de la Ciudad de Murcia, para que se pueda imprimir dicho Sermón Panegyrico, dado que no contiene cosa alguna, que se oponga contra la Fe y loables costumbres y por tanto su contenido será de mucha utilidad y provecho.
Dada en Murcia, en doce días del mes de Diciembre, del año 1752
Doctor Rivera,  por mandato del Señor Gobernador, Provisor y Vicario General




Exordio, que lleva por título JHS.

A lo largo de veintiséis páginas, don Joseph Martínez Pardo escribe  una exordio centrado en las Virtudes de María, entremezclando  aspectos geográficos, religiosos e históricos.
Hemos realizado una selección de dichos textos y vamos a centrarnos en los aspectos que hemos considerado más curiosos y que transcribimos a continuación:
Válgame la Virgen de las Virtudes. Qué singulares y preciosos Tabernáculos de virtudes admiran nuestros ojos este día: Que altares tan aseados de virtudes registro en esta iglesia. En cada Altar de la Iglesia había una Imagen de las Virtudes…”
Continuó haciendo patentes las virtudes de María, con el ilustre título de Virtudes, siendo esta Señora, el Sol de la Iglesia Católica, citando su colocación en unas regias andas y en su nuevo Trono, recordando emocionado la salida de la Casa, la tarde del día 7 de septiembre, para pasear las calles de Villena, destacando la hermosura de su rostro, al contemplarla en hombros de sacerdotes por las puertas de esta ciudad.
Recuerda también el antiguo Trono y comparándolo con el nuevo indica que el que se estrena es más elevado, brillante y aureado; y tuvo unas palabras de elogio para los ocho sabios oradores que le precedieron; quienes demostraron corrientes cristalinas de un portentoso mar de erudiciones.
Resaltó la labor del ayuntamiento, firmando tan justificado Cabildo para la publicación de estas fiestas.
Destacó también a los hijos de Villena, cuando hablando de María de las Virtudes fabrican su idioma con los afectos y lo expresan a raudales con sus ojos.

Señalo varias citas:
“A quien la majestad divina colocó en Villena, una de las ciudades de nuestra España, a la parte Occidental.”

Respecto a Murcia indicó:
“Publíquelo todo este Reino; y principalmente su cabeza, mi amada patria murciana, en cuya ciudad, el Ilustre Cabildo Eclesiástico es tributario de esta Señora, anualmente con parte de sus diezmos, en deuda o satisfacción al beneficio de tener en su poder una de las mangas de su vestido, con la cual se extinguió la peste en dos ocasiones, que la ha padecido aquella Noble Ciudad, a cuya favor agradecida, se obligó con voto perpetuo, para eternizar su memoria en los siglos venideros”.
Realiza también una pequeña crónica de cómo se realizó la aparición de la Sagrada Imagen de la Virtudes y de las Virtudes, indicando lo siguiente:
“Su gloriosa aparición se simboliza en aquella nubecilla  a esa Divina Imagen de las Virtudes, en su aparición o hallazgo, inmediato a esa laguna, o a esa fuente que llamáis del Chopo”.
Continúa el relato, ahora centrado en la Virgen de las Virtudes y en las nuevas andas y trono; dedicando las siguientes palabras:
“Pasemos de la aparición de la Señora, a su colocación en esas aureadas andas y en ese argentado y elevado trono, transformando en otra a esta ciudad y a esta iglesia, cuando de sus andas toma quieta y pacífica posesión. Al ver colocada a esa divina Imagen en su Trono, dice San Juan, que hizo tránsito la tierra. Alude sin violencia este tránsito, al que miramos en Villena de esta Divina Imagen de las Virtudes, haciendo tránsito de un templo a otro; de un trono ceñido a otro más excelso; de unas antiguas andas a estas nuevas, lucidas y vistosas”.
Dedica también un apartado a destacar la figura del Corregidor de Villena, don Gaspar Delgado Llanos Moreda, de quién destaca el afecto que le ilustra y dice:
“Dando tu silencio, no sé qué resplandor a estas glorias, que desde el retiro de su modestia, nos ha hecho ver, en la erección maravillosa de esas regias andas y de ese majestuoso Trono, o que es nativo carácter de su grandeza, desempeñar airoso sus empresas, o que en su afecto excede el desempeño de su grandeza, cuando corren por su cuenta los lucimientos de esta Señora…”
Seguidamente nos vamos a centrar en los elogios que dedica a Villena, como son:
“El nombre de Villena está significado en buen romance, de fuerza llena; luego el nombre de Villena hace una verdadera etimología con el renombre de fortaleza.
Pero aún creo, que no queda mi obligación desempeñada, sino confirmo con las proezas de esta Ciudad, ser V.S. el robusto y fuerte athlante de que habla Benedicto. Y siendo cierto, que pasión no quita conocimiento., permítaseme vocear lo que sin desdoro, mas si con emulación de otros Pueblos conozco, desde que mi fortuna me trasladó (no con poco consuelo mío) a alistarme bajo la sombra de su castillo, Centro de la honra, Taller de la ciencia, Theatro de valor y fortaleza. Tú eres, Ciudad Ilustrísima, aquel árbol, que sombreando las corrientes. Has producido y produces óptimos frutos de celo y fortaleza para la guerra; de virtudes y santidad para la Iglesia.
Méritos tuyos son los realces y privilegios con que los Reyes antiguos y modernos te han ennoblecido; por tu fortaleza mereciste, que el rey don Fernando y doña Isabel, en el año 1476, concediesen el Privilegio de que esta Ciudad no pudiese enajenarse de tu Real Corona, que no pudiese enajenarse de tu Real Corona, que no pudiese ser vecino suyo el que tuviese quarto de moro ó de judío; y que todo vecino se liberase de pagar pechos y portazgos. La lealtad de V.S. estimuló a aquel guerrero Rey don Phelipe Quinto, para honrar a esta ciudad, con hacerla Plaza de Armas de sus tropas, y que sirviese de antemural a los enemigos.
El valeroso denuedo con que V.S. defendió su partido el año de seis, sin haberle advertido, que sujeto alguno en esta Población siguiese el partido contrario a su Majestad, echando de ver sí, que algunos de sus moradores se dejaron quemar vivos, por no apellidar a otro Soberano, impelió al mismo Rey para honrar a V.S. en justificada recompensa con que se llamase el ejemplo de lealtad.  El mismo don Phelipe (honra de nuestra España).
Habiendo visto el valor y fortaleza de V.S. y que solo con cincuenta hombres en ese Castillo, se defendió del enemigo por espacio de ocho días, padeciendo gustosa saqueo y quema por no entregarse. Ilustró a V.S. el año séptimo de este siglo, con los gloriosos timbres de muy Noble, muy Leal y Fidelísima, dando a entender al mundo este animoso Monarca, que a esta fidelísima Ciudad debió por entonces en sus sienes esta Monárquica Española Corona. Esta es Villena, por sus hazañas: que por lo que hoy practica, la octava maravilla merecía; pues nunca más digna de las más eminente gloria, que cuando consagra su Catillo, su León, su Espada, Fuente, Peces, Ala y Pinos, para coronar con el escudo de sus armas el culto y fiestas de María, mi Señora, de las Virtudes. Esta Señora sea el premio, Senado Ilustre, de la benignidad, vizarria y amor con que V.S. se empeña en obsequiarla…”




            Describimos también los elogios que dedica a los feligreses, dada la gran concurrencia de los fieles a ambas parroquias, en dos noches, a hacer las Vistas a la Virgen, a la vez que le ofrecen algunos dones,  indicando lo siguiente:

“Nada menos han mirado y admirado nuestros ojos en el místico Horeb de este Templo, en todo este Novenario; puesto todo este Pueblo y sus contornos han concurrido a porfía; cortejando en esas lucidas vistas, en dos competidos y devotos bandos, con sus dadivas a María, dándole en parte las gracias de haberles  comunicado en todas sus aflicciones regalos de los Cielos.
Oh insignes moradores de Villena, o verdaderos cuanto apasionados de María de las Virtudes. Yo solo me he quedado para daros repetidas gracias por tan magnánima heroica devoción, con que tan a toda costa os habéis esmerado en celebrar las glorias de esta Señora.”

Elogios también, para el Escribano del Ayuntamiento de la Ciudad, debido a que su familia bordó una correa para Nuestra Señora, en terciopelo negro, con sobrepuesto de oro y la regaló a la Virgen, luciéndola en esas fiestas, así como en la actualidad, la cual se le pone en las romerías de traía y llevada a su santuario[1]

Finaliza con un elogio a los oradores que le precedieron en los días anteriores y finaliza con las siguientes palabras:

“Solo diré lo que en estos ocho días hubiese podido aprender de estos sabios y eruditos Preceptores, ingeniosos Oradores que me han precedido; como lo prometo lo veréis: suplicando a V.S. disimule por María de las Virtudes la latitud de mi exordio, que en el Sermón prometo ser tan ligero como un Ave María.”  
       
            Tras este amplio preámbulo, se inicia la crónica de su sermón, en el  cual comienza resaltando la palabra “VIRTUDES”, indicando que consta de ocho letras y continúa relatando  que:

“Ocho son y ocho han sido los sabios y eruditos maestros, que en estos ocho antecedentes días, habéis oído panegirizar las glorias de Esta Señora (refiriéndose a Ntra. Sra. de las Virtudes): Estos mismos son los que me han dado luz para elogiar a María: pues en cada una de las letras del título de Virtudes, veréis a cada predicador dibujado; saliendo de cada letra una idea distinta, contraída con la idea, que cada Orador ha puesto en su respectivo día. Así cumplo lo que en el exordio prometí; así aprendo de estos sabios e ingeniosos maestros, y así también empiezo a discurrir.
La primera letra de Virtudes es V, que quiere decir Vara de Moisés, la segunda es I, que quiere decir Iris de la paz del cielo; la tercera es R, que quiere decir Reparadora de nuestra España; la cuarta letra es T, que quiere decir Tesorera de las gracias y dones celestiales; la quinta es U, que quiere decir Vencedora de Dios, para socorrer al hombre por medio de sus virtudes; la sexta es D, que quiere decir Divina Jardinera de esta Ciudad; las séptima es E, que quiere decir Espejo en donde se miran favorecidos los hijos de Villena; y la última es S, que quiere decir salud eterna y temporal de sus devotos.
El sermón consta de ocho puntos; no se admira V.S. que aunque será todo tan cierto como el Credo lo que diga, no tardaré ocho Credos, en decirlo, empiezo…”

El contenido de dicho sermón queda plasmado en casi veintisiete páginas, centrada en los puntos antes descritos. Si bien dejamos para el final una especial mención al Corregidor de la ciudad, Don Gaspar Delgado, manifestando el Doctor Joseph Martínez su profundo agradecimiento por haber encargado, la primera autoridad local, la realización de un lienzo con la Imagen de Las Virtudes, pintura que calificó de muy primorosa.



Por último, recordar que fueron nueve días de fiestas, y en cada uno de ellos predicó uno de los más distinguidos oradores del momento. El día 8 de septiembre fue el Doctor Don Juan Alfonso Mellinas, Beneficiado Magistral de la Parroquial del Señor Santiago de Villena. El día 9 fue el P. Fray Diego Lillo, Lector Jubilado, Prior que fue del Convento de San Agustín de Murcia; el día 10 le correspondió a M.R.P. Fray Salvador Maura de los Dolores, predicador del Convento de los Franciscanos Descalzos de Villena. En el día 11 intervino el M.R.P. Fray Andrés Sánchez, predicador general del Sagrado Orden de N.P. San Francisco, en su Convento de Observantes de Hellín. El martes día 12 de septiembre le correspondió a M.R.P. Fray Joaquín de la Ollería, lector dos veces de Filosofía y Sagrada Teología, predicador  en su Convento de Capuchinos de Caudete. El día 6º, concretamente el miércoles 13 de septiembre, el orador fue el M.R.P. Fray Julián de Valencia, predicador en su Convento de Capuchinos de Biar. Al día siguiente le correspondió dar el sermón al M.R.P. Fray Joseph Ibáñez Soriano, lector de Filosofía y sagrada Teología, Guardián actual en su Convento de Franciscanos Descalzos de Almansa. El día 8º,  viernes 15 de septiembre, fue para el M. R. P. Fray Antonio Navarro, lector jubilado, Visitador General y Ex provincial de la provincia de Valencia, del Sagrado Orden de San Francisco de Paula.

Para finalizar, el sábado día 16 de septiembre de 1752,  el Doctor Don Joseph Martínez Pardo de la Casta, presidente que fue de Filosofía y Sagrada Teología Escolástica, por la Escuela Tomista en el Seminario de San Fulgencio de la Ciudad de Murcia y actualmente Beneficiado y Cura propio de la Parroquial de la Señora Santa María de la Ciudad de Villena, con su extraordinario panegírico que estuvo centrado en resaltar las virtudes de la Virgen y en el resumen tan acertado que realizó de los ocho oradores sagrados que le antecedieron en dichos días.

Joaquín Sánchez Huesca


[1]No podemos precisar cuál fue, ya que dicho año habían cinco escribanos: Sebastián Calderón López, Joseph Pascual Benito y Vicente, José Antonio García de Mellinas y Vicente Gil de Borrás.


UN POCO DE HISTORIA SOBRE VILLENA

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Bastitania y Contestania
           
Surgieron unos 300 años adC
Asdrúbal fundó Cartagena 222 adC
Dos regiones con dos subalternas: Mavitania y Deitania.
Se ignora la capital de Contestania (probablemente Cocentaina)
Sin embargo, Bastitania, que abrazaba gran parte de Andalucía con el reino de Murcia, su capital era Baza.
Mavitania estaba subiendo Lorca y Murcia.
El límite oriental de Bastitania era el occidental de Contestania.
Bajando por la parte meridional del Xúcar.
El límite oriental de Contestania bajaba desde la Vila al cabo de Palos.
Bigerra y Túrbula fueron ciudades sepultadas por la tierra.




Edad Media o Medievo

            Periodo entre los siglos V y XV. Sus inicios se sitúan en el 476, año de la caída del imperio romano de Occidente.
El fin se fija en 1492 o en 1453 con la caída del Imperio bizantino, fecha que coincide con la invención de la imprenta y con el fin de la Guerra de los 100 años.
La Edad Media se divide en dos periodos:
ALTA: Del siglo V al X
BAJA: Del siglo XI al XV

En la Alta destacan los Nobles(castillo), el Clero (en el Monasterio) y el campesino (en la aldea). Se trata de una sociedad feudal.
En la Baja, pasa a ser una sociedad estamental con cuatro grandes estamentos: Nobleza, Clero, Campesinos y Burgueses, empiezan a surgir las ciudades.
En la Baja Edad Media se dan dos etapas:

1ª: el crecimiento en los siglos XII y XIII
2ª: la crisis del siglo XIV con las malas cosechas, la peste que procedía de Oriente, hay un fuerte descenso en la valores y surge una nueva religiosidad.

La Baja Edad Media se caracteriza por:

-         Los cambios políticos (aparecen los parlamentos)
-         La expansión de la cristiandad (cruzadas)
-         Desarrollo de las ciudades, con la aparición de gremios, fomento del comercio a través de ferias y mercados y nacimiento de las catedrales y universidades.



Juan II de Aragón

Nació en 1267 (s XIII) en Valencia
Falleció en 1327 (s XIV)
Fue rey de Aragón, Valencia, Murcia, Cerdeña y Conde de Barcelona.
Integró a las comarcas meridionales de Alicante.
Fundó la primera universidad.
Amplió la corona hasta Atenas.
Vivió los años finales de plenitud medieval.
Fue un rey muy viajero.
En tiempos de su reinado, los estilos románicos y lombardo catalán dieron paso al gótico.




Religiosidad Medieval

Acompañaba a la persona desde su nacimiento a la sepultura.
La filosofía de la historia del Medievo propició un sistema de valores espirituales y morales que configuraron el futuro de occidente.
En el siglo XIX el Romanticismo intentó recuperar el Medievo.
El ritmo de vida lo marcaba la luz. El sol marcaba las horas.
Desde el siglo XIII el reloj sustituyó a la campana.
En el siglo XIV aparecieron los relojes en las catedrales y en las casas consistoriales.



En el siglo XV aparecieron relojes para uso personal.
Por la noche la gente se recluía en sus casas. Las puertas de las murallas se cerraban. No era aconsejable ir por la calle. La noche representaba lo desconocido, lo mágico, lo misterioso. Por la noche se producían las fermentaciones del pan, vino y cerveza.
La iglesia afirmaba su autoridad sobre toda cuestión relativa a la salvación del hombre.
El domingo se vivía con excepción, se solía cazar y salir al monte.
La Navidad y Semana Santa aportaban obligaciones de culto y penitencia.
Dado que los gremios y cofradías tenían sus patronos, había fiesta especial el día de la onomástica.
La fiesta del Corpus era la más emblemática del mundo artesano en la E.M.
El momento de la transfiguración milagrosa del pan y del vino en la misa se fijó en el siglo XIII. La hostia se convertía en el cuerpo de Cristo. De ahí que se elevara en la consagración.
La fiesta de la Eucaristía se generalizó en 1317 con un decreto de Clemente V. Su éxito en la E.M. se vinculó a las procesiones y a las cofradías dedicadas al Santísimo Sacramento.

Las horas canónicas eran:

-         Maitines (entre medianoche y amanecer)
-         Laudes (nona)
-         Tercia (completas)
-         Ora prima (vísperas)
-         Hora Santa ( entre las 11 y 12 del jueves al viernes)
-         Vísperas (al atardecer)




El Señorío de Villena

            Fue creado por Alfonso X a mediados del siglo XIII (entre 1252 y 1256) a favor de don Manuel. (Fernando III falleció en 1252).
            Don Manuel falleció en 1283 y en 1294 don Juan Manuel asumió el señorío.
En 1333 Alfonso IV le otorgó el rango de principado.
A raíz de las luchas entre Castilla y Aragón, el Señorío perderá el valle medio y sur del Vinalopó.
D. Juan Manuel falleció en 1348 y poco después su hijo, por lo que el linaje castellano pasa de “Los Manuel” a D. Alfonso de Aragón, nieto de Jaime II.
En 1366 D. Alfonso se convertirá en el primer marqués de Villena.

Ducado de Villena

            Título nobiliario español de carácter histórico. Se creó en 1420 por Juan II rey de Castila a favor de su primo y cuñado Enrique de Trastámara, infante de Aragón.

Los Marquesados de Villena

El primer marquesado fue creado por Pedro IV de Aragón.
1366 a 1371: Alfonso de Aragón.
1371 a 1385: Pedro de Aragón

El segundo marquesado fue creado por Enrique IV de Castilla.
1445-1474: Juan Pacheco Girón
1474-1529: Diego López Pacheco y Portocarrero
1529-1566: Diego López Pacheco y Enríquez

Las cinco campanadas de Santa María tuvieron lugar en 1476 y hasta 1480 duró la guerra con los Pacheco. Tras su finalización, quedó fraccionado el poderoso estado de Villena de 13.500 Km2, gobernados bajo una misma familia.
Al constituirse los pueblos en jurisdicciones independientes surgieron muchos problemas, por ejemplo en el uso de pastos y en los recursos naturales.
De ahí, se pasó a la gobernación del marquesado que duró de 1480 a 1586, finalizando con el desdoblamiento en dos gobernaciones: Arriba (San Clemente) y Abajo (Chinchilla, Villena y las 9 villas).



  
Fechas de interés histórico de acontecimientos surgidos en las Españas

1179
Se firma el Tratado de Cazorla, que fue suscrito el 20 de marzo de 1179 por Alfonso II de Aragón y Alfonso VIII de Castilla, en el lugar que algunos investigadores sitúan en la calzada de Medinaceli a Ariza, en el llamado Corral de Cacala en Soria.
1212
Batalla de las Navas de Tolosa
1230
Reunificación de los reinos de Castilla y León por Fernando III el Santo.
1238
Se funda el reino de Granada y se instaura la dinastía nazarí.
1240
Jaime I conquista Villena a los musulmanes, al mando del Comendador de Alcañiz, con ayuda de los almogávares.
1243
Pacto de Alcaraz: Entrega por parte de los musulmanes del reino de Murcia a Castilla.
1244
Tratado de Alzmirra entre don Jaime I y su yerno el Infante Alfonso, futuro rey Alfonso X el Sabio.
Villena y Sax pasaron a pertenecer al reino de Castilla.
1250
Se reinstauró la diócesis de Cartagena.
1264
Revuelta de los mudéjares del reino de Murcia por incumplimiento del Pacto de Alcaraz por la corona de Castilla. Alfonso X reclamó la ayuda de su suegro. Villena fue rescatada por Jaime I y se la dio a D. Manuel.
1265
Alfonso X el Sabio le dio Villena en señorío a su hermano el infante don Manuel.
1266
Jaime I conquistó Murcia y devolvió la soberanía del territorio a Castilla y convirtió al culto a la mezquita mayor de Murcia, pasando a ser la catedral de Santa María.
La huerta se repartió a castellanos y aragoneses y los musulmanes se fueron a Granada.
El estado nazarí constituyó el último bastión de la península ibérica.
El rey Jaime II violó el acuerdo del Tratado de Alzmirra y atacó al reino castellano de Murcia a finales del siglo XIII. Los aragoneses conquistaron entre 1296 y 1302 Alicante, Elx, Oriola, Guardamar del Segura,  Murcia y Cartagena.
De ahí surgió el Pacto de Torrellas.


1283
El señorío de Villena fue heredado por su hijo el Príncipe don Juan Manuel
1304
Tratado de Torrellas entre Fernando IV y Jaime II y suponía la devolución del reino de Murcia a Castilla, salvo las plazas de Cartagena, Oriola, Elx y Alacant, que pasaban a Aragón.
1305
Tratado de Elche por el que Castilla recuperó Murcia y Cartagena.
Se acordó también que Villena, Caudete y Jumilla pasaran a Aragón.
1369
Hasta dicho año, Villena perteneció a la corona de Aragón.
1833-1836
En dicho año, a raíz de la división provincial de 1833, se realizó la adscripción de Villena a la provincia de Albacete (partido de Almansa) y de Sax a la provincia de Murcia (partido de Yecla). Tres años después, en 1836, se decidió incorporar ambos municipios a la provincia de Alicante, y por tanto pasaron a formar parte de la región valenciana.


Fotografías de Joaquín Sánchez Huesca




FELIZ NAVIDAD

El VILLENA C.de F. en la temporada 1951-1952

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Artículo que figura en la revista anual Villena, que se publicó en 1952 con motivo de la celebración de las fiestas patronales.

En  el texto se da cumplida cuenta de la excelente temporada que llevó a cabo el equipo de fútbol villenense, que en aquel entonces se denominaba VILLENA C. de F.



El fútbol villenense en la revista anual Villena - 1967

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Interesante artículo que figura en las páginas de la revista anual Villena, publicada en el año 1967 con motivo de la celebración de las fiestas patronales.





Los primeros partidos de fútbol y carreras de bicicletas en los días de Fiestas de septiembre, 1921 - 1935

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La primera vez que aparece el fútbol en los programas de Fiestas es en el año 1920 y dice así:

Día 7: A las tres de la tarde gran partido de foot-ball entre el primer equipo de los AA. Salesianos de Alicante y el F.C. Imperial Villenense.

Año 1921

Día 8: A las tres de la tarde, en el patio de los PP Salesianos gran partido de foot-ball entre el Rotiza F.C. Alicante y el F.C. Imperial Villenense.

Año 1923

Día 7, viernes: gran partido de foot-ball a las 4 de la tarde en el patio del colegio.

Año 1925

Día 8, martes: a las 4,30 gran partido de foot-ball en el campo del Grec.

Año 1929

Día 8, domingo: A las 12 gran carreras de bicicletas, saliendo de la calle Joaquín Mª López a Biar y regreso.

Año 1932

Día 6, martes: a las 4,30 gran partido de fut-bol.


Año 1933

Día 6, a las 9 gran carrera ciclista organizada por el club deportivo de esta ciudad FÚTBOL-CLUB. Villena, Biar, Castalla, Sax y Villena.
A las 4,30 gran partido de fut-bol en el campo del Rubial entre el equipo de 1ª categoría IMPERIAL F.C. de Murcia y el VILLENA F.C.

 Año 1934

Día 6, a las 4,15 en el campo del Rubial, formidable partido de fut-bol entre el MURCIA F.C., capeón regional de todas las categorías y el VILLENA F.C.
Día 8, a las 4,15 partido de fut-bol en el campo del Rubial, entre 1ª categoría ALICANTE F.C. y el VILLENA F.C.

Año 1935

Día 6, viernes, a las 4,30 extraordinario partido de fut-bol entre el HÉRCULES F.C. de Alicante (campeón de la 2ª división de Liga en la pasada temporada y favorito de la 1ª división en el próxima y el VILLENA F.C.

Día 8, domingo, a las 4 de la tarde sensacional contienda futbolística entre el VALENCIA F.C. y el VILLENA F.C.



Joaquín Sánchez Huesca






" Garrincho", el pintoresco rincón del campo que inspiró a Ruperto Chapí para la composición de la obra "Margarita la Tornera" - Monóvar

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En la  carretera de Monóvar a Pinoso, durante la madrugada y entre el oro nuevecito del sol. Un viento furibundo pretende parar los diez caballos anónimos del auto. El coche enhebra, rápido, el paisaje por los ojos de las portezuelas. Se suceden a ambos lados los amplios viñedos y las tierras de pan llevar; los festones de álamos y los liños de algarrobos e higueras. El pino y el olivo—árboles frioleros— se visten de verde y de plata; colores hasta cierto punto táuricos. Los demás árboles nos muestran sus esqueletos grises entre los cuervos de las cepas. Junto al eriazo—improductivo y haragán—el dilatado y laborioso bancal de viña. El barbecho—hogaño «parado» y antaño trabajador—pone la nota ecléctica entre uno y otro, y adquiere un sentido social de bancal huelguista. Todos unificados en la parda matriz de la tierra.
El coche es ahora un avión que roza las nubes terrestres de los olivos. Y van quedando atrás, raudamente, esfumados en la lejanía, los caseríos de Chinorla, Mañán, Chinorlet y Culebrón. Cambiamos la carretera jalde por un camino moreno, y el coche lo devora presto con los colmillos de los faros. Aprisiona el paisaje ahora la bambalina de los montes. Podría servir de escenario a La Malquerida o a un drama de Víctor Cátala; una de esas tragedias rurales sin complicaciones escenográficas rusas. Cruzamos por Úbeda—una Úbeda alicantina, sin cerros ni acento, llana por partida doble—, donde las casas yacen torradas por el sol, porque a todas «les está pequeña» la gorra del tejado. En algunas fachadas las típicas ristras de bermejos pimientos diagnostican las héticas bocas de las ventanas. El paisaje, desnudo y gris, sufre ahora—al dejar atrás Úbeda—un cambio brusco. Una inmensa alcatifa verde se tiende ante nuestros ojos. Pasamos bajo el palio rumoroso de un pinar. Ya estamos en «Garrincho», la deliciosa finca levantina que cobijó dos meses al egregio Chapí. Pinos, muchos pinos apretados en la Sierra suave y muelle, rodeando una casa cuyo clisé hay que buscarlo en las páginas camperas de Antonio Azorín.




CON EL DUEÑO DE LA FINCA

Departimos unos minutos la charla con el culto y amable propietario de «Garrincho», don Amador Hurtado Sanz. El señor Hurtado Sanz, íntimo amigo del que fue en vida decano del Colegio de Abogados de Alicante, don José García Soler, se vio sorprendido un día por una petición de éste. El maestro Chapí—que era como un hermano para el señor García Soler—anhelaba terminar una obra en un lugar apartado y silencioso. «Garrincho» podría ser muy bien ese lugar. Don Amador Hurtado, honrado con la proposición de albergar en su finca a tan ilustre huésped, accedió muy gustoso.
 —Una mañana—nos dice—llegaba Chapí a la estación de Monóvar, procedente de la capital de España. Tomamos chocolate en mi casa Chapí, García Soler y yo, después de las presentaciones de rúbrica, y nos encaminamos a visitar a la eminente tiple Dolores Cortés, que vivía a la sazón—ya retirada-—en el pueblo. La Cortés, intérprete gloriosa de la música chapiniana, fue, según don Ruperto decía, la mejor tiple de su época. Ella estrenó en Madrid La tempestad con éxito insuperable.
—Sería emocionante el encuentro de ambos grandes artistas—apostillamos nosotros.
 —En grado sumo—continúa don Amador—a brazados Chapí y la Cortés, lloraban de emoción y alegría, y nos hacían llorar también a los presentes.
 Reconstruimos in mente el momento. — « ¡Ruperto! ¡Dolores!»—en una escena que ellos tantas veces habrían musicado e interpretado.
 —Aquella misma mañana—sigue diciéndonos don Amador—^montamos en una galera, que era el coche distinguido de entonces, y marchamos a «Garrincho».
 — ¿Recuerda el año? —Creo que era en Julio de 1905. Chapí había comenzado en Madrid una obra, y, por lo visto, los ruidos urbanos molestaban al gran compositor. Quería soledad y silencio.
— ¿Qué carácter tenía don Ruperto?
 —Era la amabilidad personificada y un hombre muy jovial. Don José García Soler y yo le acompañábamos con frecuencia en sus excursiones campestres. ¡Qué campechanía la de don Ruperto! A lo mejor, entre bromas y chistes —le gustaban mucho los cuentecillos verdes—, quedaba abstraído, sacaba un cuaderno y apuntaba unas notas. Otras veces regresaba al punto a casa y se ponía a escribir. A toda hora tenía la pluma dispuesta. En la mesita de su cuarto no faltaban nunca pluma ni papel, pues despertaba muchas noches—para gloria de la música hispana—y escribía horas y horas incesantemente, febrilmente.
 — ¿Qué vida hacía aquí don Ruperto?
 —Esta podrá informarle sobre el particular—nos indica el señor Hurtado, señalándonos a una mujer enlutada y sarmentosa, que se acerca a nuestro grupo.




 BREVE CHARLA CON DOLORES DAVÓ, I.A ANTIGUA CASERA DE «GARRINCHO»

 Tras esta alternativa verbal, nos disponemos a interviuvar a la antigua servidora de Chapí. La tía  Dolores, como decimos por Levante, es una mujer zuloaguesca. Enjuta y fuerte, con el rostro surcado por la mancera de los años. Tras explicarle a la tía  Dolores nuestra misión, accede gustosa, y con una condición, a nuestro interrogatorio: la de enviarle la «gaceta» una vez hechos los retratos. Se lo prometemos formalmente, y comenzamos las preguntas:
 —Era muy madrugador. A las seis ya estaba levantado. Se encerraba en una sala, y con la idea de «eso que llevaba en la cabeza», no bajaba a comer hasta las dos. Otras veces en lugar de quedarse en casa, marchaba a la Sierra a pasear. O hacía que le llevara yo una mesa y se ponía a escribir en el «pozo de Franseso». (El «pozo de Franseso» constituía el sitio predilecto de Chapí. Situado en una hondonada de la Sierra, y oculto por la espesura de los árboles, resultaba un verdadero lugar paradisíaco)
¿Tenía costumbre don Ruperto de dormir después de comer, Dolores?

 —Nunca. No dormía la siesta jamás. ¡Qué hombre más bueno y más afable era!—evoca la vieja casera con emoción. Siempre tan sonriente y tan bien portado. Únicamente le sabía mal una cosa: que cantaran los muleros y mayorales. A mí también me lo decía cuando no me daba cuenta y chillaba yo un poquito entre mi faena: «Dolores, no cante.» ¡Y me lo decía con una dolzor...! También suplicó a los muleros que les quitaran las campanillas a las colleras de las mulas. No podía con el ruido.
­­--¿Tenía algún piano en la finca?
—No, señor; ni ningún otro instrumento.
Eso puede usted decirlo. Don Ruperto no tenía aquí más que pluma y mucho papel. Mucho, muchísimo. Cuando marchó se llevó lo menos dos fardos.
Y parece que tiembla en nuestros ojos—amigo lector—una «furtiva lágrima» al recordar esos dos fardos de papel pautado que Chapí escribió en «Garrincho» y que eran, nada menos, la partitura de Margarita la Tornera.




COLOFÓN

 Apretones de manos calientes y cordiales. Cuando enfilamos el coche, rumbo a la carretera, la luna se reboza en una nube. También puede ser una bufanda internacional de sonetos. El inmenso tintero de la noche se derramaba ya sobre el campo. Sentíamos una veneración profunda por aquellos pinos de «Garrincho» que inspiraron al glorioso autor de La bruja. Y pensábamos que, a veces, apartados de las rutas oficiales turísticas, hay rincones pintorescos, como este de «Garrincho», donde Chapí, sin ayuda de ningún instrumento musical, escribió una de sus mejores páginas,

Mundo Gráfico, 22-02-1933

 JOSÉ ALFONSO

FELIZ AÑO 2019

Un villenero en la corte de CARLOS I de España y V de Alemania, y en la corte de FELIPE II

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Bartolomé Valverde y García
Erudito, teólogo y orador sagrado

Seguidamente presentamos una interesante biografía, aunque por desgracia corta, del presbítero villenero Bartolomé Valverde García, quién ocupó cargos destacados en las cortes de dos reyes muy importantes en la historia de España. Carlos I y su hijo Felipe II.

Debemos lamentar el abandono que los biógrafos del reyno de Valencia han tenido a este ilustra presbítero, natural de Villena, pues de haber conservado memoria de sus principales hechos, haríamos una de las biografías más interesantes de nuestra colección; en la actualidad es punto menos que imposible seguir paso a paso la vida de Valverde, porque los tiempos han borrado ya enteramente las indicaciones que pudiéramos utilizar, para discernir y poner en claro los hechos de aquel insigne presbítero, uno de los hijos más ilustres de la provincia de Alicante; más la imposibilidad de dar a la presente biografía la extensión que el mérito del protagonista exige.
Haremos una sucinta relación de los hechos en el modo que se conservan. Nació Valverde hacia los años 1520 o 1521, perteneciendo sus padres al estamento de los nobles, unido además notable entre las familias acaudaladas de la ciudad por sus riquezas. Inclinado  a los estudios, reveló en temprana edad gran ingenio, por ello y porque tenía demás irresistible vocación al estado eclesiástico, sus padres le facilitaron los medios para que pudiese conseguir sus deseos, que eran el de recibir las órdenes sagradas.
Constante en sus propósitos, estudió filosofía y teología, parte en su pueblo natal y parte en Valencia, llegando a obtener el grado de doctor en sagrada teología  y a distinguirse notablemente por sus vastos conocimientos en los idiomas griego y hebreo. La sincera adhesión que el padre de Valverde había mostrado por la causa del emperador Carlos V durante las guerras civiles de las Germanías y sus importantes servicios prestados durante aquel periodo de turbulencias en pro de la causa real, recomendaron eficazmente a su hijo en el ánimo de aquel orgullo monarca y obtuvo este plaza de capellán de honor en su corte, luego que le confirieron las órdenes sagradas.
El presbítero Valverde siguió al emperador en sus viajes a Alemania y se halló presente en muchos de aquellos acontecimientos famosos a que dieron lugar, predicó en muchas de las principales ciudades de los protestantes y publicó diferentes obras de controversia en aquel país.
Cuando el emperador abdicó en su hijo don Felipe los extensos estados de la monarquía española, Valverde continuó de capellán de honor en la corte de este prudente rey y desempeñó diferentes comisiones de importancia. En julio de 1588 hallábase en Roma cuando el pontífice Sixto V canonizó al bienaventurado Diego de San Nicolás, lego menor observante, nacido de humilde cuna en Puerto, diócesis de Sevilla y que había muerto en Alcalá de Henares el 12 de noviembre de 1463, en aquella ocasión tuvo la honra de ser admitido en audiencia pública por el Sumo Pontífice, habiendo sido objeto de las mayores consideraciones.
Valverde aprovechó su residencia en Italia para visitar muchas de sus principales y más famosas ciudades, e imprimió en ellas algunas de sus obras que alcanzaron singular aprecio de todas las naciones. Se ignora cuándo y en donde falleció este distinguido presbítero. Las obras de mayor importancia que escribió fueron editadas en imprentas de importantes ciudades europeas, como fueron: Roma (1589), Venecia (1590), Padua (1581) y Praga (1579).
B. Mollá y Bonet

Transcripción realizada por Joaquín Sánchez Huesca, 1 de enero de 2019

Bibliografía:

Escritores y Artistas de la provincia de Alicante, B. Mollá y Bonet, en 1881. Tomo IV, p.  134-135.
Biblioteca Hispana, tomo I, Nicolás Antonio. Tomo I, p. 158-159.

Revista Musical ilustrada RITMO. Temas relacionados con Ruperto Chapí y Villena entre 1930 y 1987

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31-03-1930, nº 10
Actos en Villena con motivo del XVI aniversario del fallecimiento de Chapí, en la p. 16.
15-12-1930, nº 26
    Portada: fotografía de Chapí con foto fechada el 12-11-1906.
    Artículo escrito el 16-03-1918 por Tomás Bretón y dedicado a Chapí, en las p. 4 y 5.
01-12-1933, nº 75
Artículo titulado En memoria de Ruperto Chapí escrito por José Subirá, en las p. 7 y 8.
15-04-1934, nº 84
    Portada: Monumento a Chapí en el Retiro.
    Artículo Monumento a Chapí en la p. 4.
01-05-1934, nº 85
Artículo enviado desde Alicante  referido a los actos celebrados en el XXV aniversario del fallecimiento de Ruperto Chapí, en la página 13.
15-05-1934, nº 86
Desde Murcia, velada a la memoria de Chapí, p.11.

01-08-1934, nº 91
Artículo titulado Mi relación personal con Chapí (Evocación de recuerdos), escrito por José Subirá, p. 4 y 5.
15-12-1934, nº 100
Comunicado del fallecimiento del director de la Banda Municipal de Villena don Francisco Bravo García, p.12.
01-06-1935, nº 111
Artículo sobre Francisco Díaz Romero, antiguo director de la Banda Municipal de Villena, en las p. 13 y 14.



12-1942, nº 161
Resumen del curso 1871-1872 con dos grandes músicos: Tomás Bretón y Ruperto Chapí, con una página del Concertante presentada por Chapí. Artículo escrito por F. Rodríguez del Rio, sin paginar.
11-1947, nº 206
Artículo titulado “El cincuentenario del estreno de la Revoltosa”, escrito por Ángel Sagardía, se ilustra con una foto del monumento a Chapí que se colocó en Villena.
02 y 03-1950, nº 226
   Artículo sobre José Mª Soler García, con motivo del premio que obtuvo el Cancionero Popular Villenense.
    Biografía de Soler.
    Folklore en la región valenciana.

01 y 02-1951, nº 233
Artículo ilustrado con tres fotografías, alusivas a Villena titulado En el Centenario de Ruperto Chapí, referido a comentar como se iba a celebrar en Villena el primer centenario del inmortal compositor.
03-1951, nº 234
En la editorial, un artículo que lleva por título Bretón y Chapí, dos centenarios españoles.
04 y 05-1951, nº 235
    Una nota sobre un concierto de la banda municipal de Villena, en el que cedieron la batuta a don Jacinto Guerrero.
    Chapí de mi juventud apunte autobiográfico, por José Subirá.

 07 y 08-1951, nº 237
Informe de la participación de la banda municipal de Villena en la Fiesta de la Zarzuela, celebrada en Alicante.
01-1953, nº 249
Tárrega y Villena, recuerdos y anécdotas; por José Mª Soler García.
04 y 05-1959, nº 302
Amplio resumen en dos páginas de la celebración en Villena del cincuentenario del fallecimiento de Chapí, ilustrado con nueve fotografías.
09-1959, nº 305
Crónica de la participación en el III Concurso Nacional de Zarzuelas en, Torrelavega y el accésit obtenido por el Grupo Ruperto Chapí de Villena.
10 y 11-1960, nº 314
Obtención del segundo premio en el IV certamen de zarzuelas de Torrelavega por la Agrupación Ruperto Chapí de Villena.

10-1972, nº 425
Informe del premio literario “Ciudad de Villena” concedido al musicólogo José Juan del Águila por su trabajo sobre Ruperto Chapí.
05-1974, nº 441
    Bases para el Concurso de Composiciones con motivo del primer congreso nacional de fiestas de moros y cristianos en Villena, patrocinado por la Caja de Ahorros del Sureste de España.
    Artículo sobre el libro Ruperto Chapí y su obra lírica de José Juan del Águila.
09-74, Nº 444
Información de los preparativos del concierto a realizar en Villena en sepbre, por la Orquesta Municipal de Valencia.

 10-1974, nº 445
    Crónica del concierto que ofreció en Villena la Orquesta Municipal de Villena con motivo del congreso de moros y cristianos.
   Interesante trabajo titulado Los autores españoles se asociaron hace 75 años, recordando a dos de sus promotores, Ruperto Chapí y Sinesio Delgado.
12-1980, nº 507
Artículo escrito por José López Calo acerca del libro El polifonista villenense Ambrosio Cotes, escrito por José Mª Soler García.
02-1982, nº 519
Figuran en dos páginas, dos crónicas de la concesión del premio Montaigne a José Mª Soler.
06-1985, nº 556
Resumen de la actuación de la Agrupación teatral Ruperto Chapí de Villena en el certamen de Zarzuelas de Santander.
04-1986, nº 564
Artículo titulado Antonio Ferriz, primera categoría del cuerpo de directores de banda.
01-1987, nº 573
Artículo titulado Actividades de la Zarzuela durante el siglo XIX y principios del XX. Figura una foto no conocida de Chapí, tocando el piano mientras ve unas partituras en una mesita contigua al piano.

09-1987, nº 580
Historia de la composición que realizó Antonio Ferriz para el concierto del 50 aniversario del fallecimiento de Chapí en marzo de 1959. El maestro Ferriz compuso una Polca para trompeta y banda. El artículo lo firma Anabel García Hurtado.




OBRAS INTERPRETADAS EN EL CONCIERTO DEL DÍA 4 DE SEPTIEMBRE DE 1963 - Explanada del Círculo Agrícola Mercantil

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El concierto que se llevó a cabo, la noche del día 4 de 1963, en la explanada del Círculo Agrícola Mercantil, por parte de la Laureada Banda Municipal de Villena, bajo la dirección del maestro Carrascosa, se ofreció en homenaje al “Grupo Lírico Ruperto Chapí” por sus triunfos en Torrelavega.

            Las obras interpretadas fueron:

Moncada (1ª vez), pasodoble de M. Gimeno
Oberón, Obertura, de Weber
1812, Obertura solemne, de Tchaikowsky
La Bruja, Selección, de R. Chapí
La Czarina (1ª vez), Selección, de R. Chapí
La Revoltosa, Preludio, de R. Chapí

Tras  su finalización, fue disparada una potente traca que cubrió el recorrido desde el Círculo Agrícola Mercantil hasta la entonces avenida de José Antonio, frente al castillo de embajadas.







Fotografías de Paco Domene Milán

JUAN PIÑERO OSORIO, un villenero Obispo de Calahorra 1642-1647

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Juan Piñero Osorio

Obispo electo de Pamplona (1647). Nació en Villena en 1598, se graduó en Teología en Alcalá de Henares, donde enseñó en 1622-1624 como profesor de artes. Maestro canónico de las catedrales de León y Cuenca, consultó al Santo Oficio y predicador de Felipe IV. Nombrado obispo de Calahorra y La Calzada en 1642, cinco años más tarde fue nombrado obispo electo de Pamplona, muriendo, el 24 de diciembre de 1647, sin tomar posesión, el mismo año de su nombramiento, en Calahorra, en cuya catedral fue enterrado.
Recientemente contactamos con el obispado de Calahorra, y de forma muy atenta, me informaron que a los cinco años de su fallecimiento, sus restos, que se encontraban en la capilla de Santa Ana de la catedral de Calahorra, fueron traídos por sus familiares al Monasterio de la Virgen de las Virtudes de Villena, donde reposan en la actualidad, según  nos confirma verbalmente el villenense Pascual Ribera Hurtado.
Transcribimos seguidamente un resumen de su biografía, realizado por Mollá y Bonet en 1881.

Villena, 1 de enero de 2019
Joaquín Sánchez Huesca




Notable orador sagrado y obispo de Calahorra fue natural de Villena, donde nació el 15 de agosto de 1598. Se distinguió por ser un virtuoso prelado.
Con vocación al estado eclesiástico, estudió en Villena Humanidades, luego pasó a Valencia y en su universidad estudió los clásicos griegos y latinos, en cuyos idiomas salió muy puesto, y finalmente en Alcalá de Henares completó su educación científica y literaria, cursando artes y la facultad de Teología. Se graduó de doctor de la última facultado en la antigua universidad de Osma.
Piñeiro dio principio a su carrera eclesiástica dedicándose con gran lucimiento al ministerio de la predicación cuando apenas contaba veintidós años de edad. Dio principio a estos ejercicios en la parroquia de San Andrés de la ciudad de Valencia. Extendida su fama de buen predicador, bien pronto encontró poderosos protectores que le concedieron cargos según sus méritos personales, uno de estos fue el prelado de Segovia, que lo nombró cura de la parroquia de San Martín de aquella ciudad y luego visitador del obispado.
Tomó el hábito de colegial en el mayor de San Ildefonso de Alcalá de Henares en el año 1623, en cuyo año desempeñó una cátedra de artes en su universidad y sustituyó varias veces las de Teología. Al siguiente año de 1624 pasó a Valencia y predicó la cuaresma en la parroquia de San Juan del Mercado, que es una de las principales iglesias de aquella populosa ciudad. Diligente y estudioso no se deba punto de reposo en los ejercicios de la inteligencia, siendo dado hasta con entusiasmo al examen de materias graves y de difícil solución, y preparado así convenientemente salió a oposición en septiembre de 1626 y obtuvo la canongía magistral del púlpito de la santa iglesia catedral de León.
En 1628 hizo oposición al canonicato magistral de Cuenca, cuya posesión alcanzó en 6 de abril de dicho año. En 1630 se le nombró calificador del Supremo Consejo de la Inquisición, cargo honorífico y ambicionado, desempeñado regularmente por personas doctas, recomendados por sus largos servicios. El desempeño de este cargo le dio en Madrid prestigio e importancia y le dio ocasión para tratar personalmente a las eminencias científicas y literarias de la corte de Felipe IV, monarca más dado a las artes y letras que a la administración y gobierno de sus extensas provincias, el cual pudo apreciar el mérito y elocuencia de Piñero en los diferentes sermones que predicó en la capilla de palacio.
En 1642, hallándose el mismo rey en Cuenca, con motivo de la desastrosa expedición a Cataluña. Predicó otro sermón a su presencia, que causó en el monarca profundo afecto y teniendo en lo sucesivo presente las máximas de Piñero le fueron útiles en varios difíciles trances. Como prueba de la consideración que le dispensaba, hallándose el rey en Molina de Aragón, le presentó para el obispado de Calahorra en 23 de julio de aquel año, concediéndole el pontífice Urbano VIII su confirmación el día 13 de Julio de 1643. Piñeiro fue consagrado obispo en el Real convento de San Jerónimo de Madrid el 4 de octubre del mismo año por don Pablo Durán, arzobispo de Tarragona, siendo notables las ceremonias por haber asistido como auxiliares a ella los obispos de Ispahán (Persia) y de Siria.
Refieren los escritores contemporáneos que este obispo gobernó su iglesia con la sabiduría y prudencia propias de un virtuoso y docto prelado. Jamás tomaba sus disposiciones sin previo examen y gran mesura y nunca dio ocasión a quejas ni disgustos y colmado de bendiciones por la gratitud  de sus diocesanos alcanzó extremada ancianidad, ignorándose con certeza el día de su fallecimiento.
Aunque en su juventud fue dado a las letras, que cultivó con lucimiento, no dio ninguna obra a excepción de sus pastorales y demás documentos episcopales que merecen ser considerados como modelos en su clase.
B. Mollá y Bonet

Escritores y Artistas de la provincia de Alicante, por B. Mollá y Bonet, 1881. Tomo IV, p. 14-16.

Gran éxito del Maestro Ferriz, que estrenó -Oda al mar- en Villena, en el concierto del día 4 de septiembre de 1967

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               En el concierto extraordinario que se realizó en la noche del 4 de septiembre, en la explanada del Círculo Agrícola Mercantil, bajo la dirección de Manuel Carrascosa,  las obras que se interpretaron fueron:
En la primera parte:

“Benjamín” de Luis Arques
“Peñas Arriba” de T. Aragües
“Una noche en Calatayud” de P. Luna
“Oda al mar”, de Antonio Ferriz
               En la segunda:

“El carro de la alegría”, selección de C. y Corral
“La Revoltosa”, preludio de Chapí
“El Himno oficial de Villena”

               El estreno de la obra citada creó una gran expectación en Villena para oír el poema sinfónico coral, que el maestro Ferriz estrenaba aquí, dedicado a todos sus paisanos. La audición no defraudó, ni se cumplió el temor de que la obra, concebida y escrita para orquesta, no sonora bien con los instrumentos de banda. La acertada dirección de Carrascosa y la excelente interpretación, lograron el triunfo que merecía tal composición.
               Concluyendo, un éxito merecido del villenense Antonio Ferriz, quién estuvo presente en el referido concierto.

 Información, 6-9-1967 (corresponsal Juan Soler)





Acerca de dos trabajos que realizó el médico villenense Francisco Cerdán: Historia de la Virgen de las Virtudes 1760 e Historia de Villena 1752

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ACERCA DEL TRABAJO REALIZADO POR EL MÉDICO VILLENENSE FRANCISCO CERDÁN SOBRE LA HISTORIA DE VIRGEN DE LAS VIRTUDES EN 1760

Con toda seguridad podemos afirmar que sus nombres serán ignorados para la casi totalidad de los lectores, y también lo serían para que el que estas líneas escribe si el afán insaciable de acumular datos y noticias que puedan el día de mañana aportar alguna luz para la historia de nuestro pueblo, no me hiciera encontrar en la biblioteca de mi difunto tío D. Salvador Avellán, Presbítero (que en paz descanse), una obrita editada en Orihuela en 1760, escrita por el Doctor D. Francisco Cerdán, hijo de nuestra ciudad y médico titular de la misma.
Escribió varias obras, entre ellas una que publicó en 1746 con el título “Naturaleza Triunfante” y otra impresa en 1752 que se titulaba “Discursos Médicos”.
Finalmente, en 1760 publicó la que tenemos en nuestro poder y que es una “Disertación Físico-Médica” sobre las virtudes medicinales, uso y abuso de las aguas termales de la villa de Archena. La obra está dedicada a nuestra Excelsa Patrona la Virgen de las Virtudes y a ella consagra más de veinte páginas narrando su aparición en la Fuente del Chopo y consignando algunos datos sobre nuestro pueblo, que no trasladamos aquí por ser de todos conocidos.
Para la impresión de esta obra encontró un generoso Mecenas en otro ilustre paisano, D. Luis Antonio de Mergelina  y Muñoz, Abad de la Insigne Colegiata de Gerona y Dignidad de aquella Catedral, quién, según se desprende de la dedicatoria de la obra, costeó todos los gastos de la edición…..”.

Gaspar Archent Avellán



Don Gaspar Archent Avellán, canónigo e hijo de Villena


A continuación figura, transcrita literalmente, la historia de Villena escrita por el médico villenense Francisco Cerdán.


DISCURSOS
PHYSICO-MEDICOS
POLÍTICO MORALES
QUE TRATAN SER TODA CALENTURA
Hectica contagiosa, esencia del universal contagio,
Y medios de precarverlo

AÑADESE AL FIN
LA VERDAD VINDICADA
Contra la aparente verdad constante, o modo de
sacar en limpio el grano de la verdad, que ha dado
a luz el Dr. Don Juan Caraballo, Medico
 en la Ciudad de Murcia.
POR

EL DR. D. FRANCISCO CERDÁN
Médico de la Villa de Montealegre, Examinador que ha
 sido por particulares Comisiones del Real y Supremo
Tribunal del Prothomedicato.






EN VALENCIA, M.DCCLII-1752

En la Imprenta de Agustín Laborda, vive en la Bolsería
A  costa de J.A.M. y M.C.C.





A DON FERNANDO
GARCIA, DIAZ DE ALMANSA
D. EN SAGRADA THEOLOGIA,
Beneficiado, y Cura propio de la
Parroquial de Nuestra Señora de la
Asunción, de la muy Noble, e
Ilustre Villa de Tobarra


Señor mío: Claro está, que debiera abatir mis elevadas Alas antes, que permitir este desahogo a mi fineza, para no experimentar (como otro Hicaro) escarmientos de precipicio; teniendo la osadía de rendir en holocausto este pequeño parto de mi rudo entendimiento a un Héroe de tanta magnitud; que le sobran bastantes quilates parea paralelarlo con todo el Heroicismo. Ciertamente mi atrevido pensamiento principia por culpa; pero la benignidad de V.M. perdonara el exceso por finalizar en víctima de mi agradecido reconocimiento; pues es evidentísimo; que las singulares honras, que a V.M. debo, me hicieran pasar por el infame nombre de desagradecido, si por pánicos temores de osado omitiera en este corto obsequio sacrificarme  rendido. No se maraville V.M. elija esta Navecilla su Patrocinio, pues le fuera difícil surcar el anchuroso piélago de la erudición, ni dar fondo en el Puerto de los Literatos, si el sabonio de la sabonio de la protección de V.M. le faltase; pues es evidentísimo, que escudeada por un Sabio, abatirán su altivez los Aristarcos, y Zoilos, legítimos símbolos de la ignorancia y cerviscosidad.

 Es tan antigua esta máxima de dedicar las Obras a los Sabios y Nobles, que las merecen, que trahe su origen desde los Oraciones, Plinios, y Auxonios; realzándose más el Héroe, si a los anteriores dotes se le añade la virtud; aunque según Eurípides, nunca puede encontrase nobleza entre los malos: Vir optimus non utique effe pofsit ignovilis. Con que hallándose en V.M. el complexo de todas estas circunstancias, bien puedo embanecerme encontró esta Obra su proporcionado Mercenas.

Debe V.M. y sus heroicos antecesores la pureza de sangre, que los ilustra, a la muy Noble, a la siempre Leal y nunca bastantemente elogiada Ciudad de Villena, nuestra amada Patria; cuya circunstancia era suficiente para que cesase en anatomizar su Genealogía Ilustre: Parecerá hipérbole a los poco noticiosos; pero para que logren el evidente desengaño, haré un breve diseño de su antigüedad, Nobleza, Heroicidades, Privilegios, Doscientos años antes que nuestro Redentor encarnase, ya estaba esta Nobilísima Ciudad fundada con el nombre de Bigerra, teniendo la honra después del Nacimiento de nuestro Redentor, y Pasión Santísima, de ser de las primeras, que abrazaron su Santísima Ley Evangélica; pues a la celebración del Concilio Iliveritano, anterior a los cuatro Generales, concurrió Sinagio, Obispo Bigerrense, o de dicha Ciudad, indicio evidentísimo, que en dicha población, la Evangélica Ley ya estaba propagada.

Y aunque no han faltado Geógrafos, que a la antigua Bigerra la nombren hoy con el de Vexar, población de Castilla, se convence la falsedad por Miguel Villanovano, Comentador de Ptholomeo, impreso en León, año de 1541, el que al folio 33, pone a Bigerra cerca de Tobarra, y Orihuela a 39 grados de latitud, en los cuales hoy mismo se halla fundada; siendo así, que Ptholomeo escribió noventa y nueve años posterior a el Nacimiento de nuestro Redentor. Convéncese mas por el Calepino, que añadió Paferacio, el que al folio 155, dice: Bigerra…Hispaniae Civitas est, Saetabis contermina; y nadie ha dudado, que Saetabis fue la Xátiva, que hoy llaman San Felipe; la que, o fu Reyno esta contigua a esta ciudad. Pero quien en un todo desenlaza las dudas, es Miguel Antonio Baudrand en su Legicon Geográfico, que imprimió en París año 1670, cuando al folio 117 dize: Bigerra…est ipsa Villena, Marchionatus in Reyno Castellae, ab Alonis, 8 lenc. In occ. A Murcia 12, in Bor. Y al fol. 477 de su segunda parte hallará el curioso. Villena, Bigerra, urbs Castellae. De los cuales se insiere claramente, que Villena es la antigua Bigerra.

En el siglo III, en tiempo del Santo Rey Don Fernando, ganó esta Ciudad a los Moros Frey Don Lope Martin, caballero de la Orden de Calatrava y Comendador de Alcañiz, con otros de esta Orden, a los que desposeyó el Infante Don Alonso, hijo del Santo Rey, alegando ser de la Conquista del Reyno de Murcia, que su Santo Padre ejecutó, quexose la Orden al Papa Inocencio IV, el cual escribió al Infante restituyese aquella Ciudad a dichos Caballeros, después la obtuvieron los Infantes Manueles, apellidos Príncipes de Villena, y otros. Las nobles familias, que la componen no han dexado espacio vacío de sus heroicidades; pues de ellos; y sus antecesores, están llenas las páginas de las Historias, sintiendo nobles inquietudes en su corazón al mirar en tantos escudos de Armas las acciones heroicas, que sus antecesores executaron. Estudiaba entre las Estatuas Romanas (mudas representaciones de los Héroes), Caton, la virtud: y preguntado otro, que como no tenía allí la suya, respondió como él mismo: Más quiero pregunten por qué no la tengo, que por qué la he de tener: dando a entender en esto, que es necesario no nacer con Nobleza, que degenerando de ella, ser su afrenta, cosa que jamás he experimentado entre los Nobles de dicha Ciudad.

Esta Nobilísima Ciudad fue la que el año de 1464 se incorporó al Patrimonio Real, proclamando a sus Catholicos Reyes Don Fernando y Doña Isabel; habiendo ejecutado antes aquella tan celebérrima, y heroica acción de expeler los Judíos, y nuevamente convertidos, digna de burilarse en láminas de bronces, y de que yo (en honra de mis amados Patricios) la reproduzca.

Dueños de dicha Ciudad de Villena eran en el expresado tiempo los Excelentísimos Reyes Marqueses de este nombre, cuando aun en España se permitían Judíos y Moros; bastantes habitaban aquella Ciudad, los que Patrocinados del Gobernador tiranizaban la República, abatiendo y maltratando las Ilustres Familias, que la componían, las que estimuladas de su noble sangre, no hay duda exclamarían como otro Mathathías, Lib. I, Machab, cap. 2 contra los que Antiocho patrocinaba: Quae gens non hereditavit Regnum eius, regnum eius, non obtinuit spolia-eius? Omnis compositio eius ablata est. Quae erat libera, facta est ancilla, y se esforzarían, como aquellos Nobles Sicilianos, que viéndose opresos por la Nación Francesa, con el auxilio del Rey Don Pedro Tercero, y dirección de Juan Prochita, pasaron a cuchillo a todos los franceses que habitaban aquella isla, así sucedió, pues sublevándose contra los Tiranos, degollaron, destruyeron y desalojaron, cuantos Judíos y Conversos pudieron encontrar. Corre el paralelo tan uniforme en ambas operaciones, que si allá en Sicilia fue la seña para la invasión el toque de campanas a las Vísperas de Pasqua de Resurrección, aquí también lo fue añadir dos toques de campana a las tres, que comúnmente se tocan al tiempo de Alzar a su Divina Majestad en la Misa Mayor, cuya práctica aun se observa en la Parroquial de Santa María de dicha Ciudad.

Podrán acreditarse de limpios, Nobles, Ilustres, heroicos y celosos de la Catholica Religión los que desciendan de aquellas Magnánimas, Leales y antiguas Familias, que concurrieron a dicha acción? Nadie puede dudarlo: Pues de los antecesores de V.M. se enumeran: Juan García de Almania, Alonso García, Bernard García, Lorenzo García, Ginés García de Medina y Pedro García de Medina, Padre de aquel Héroe célebre Don Sancho García de Medina, que habiendo servido al Papa Alejandro VI, bajó a Murcia con la Dignidad de Maestre de Escuelas de la Iglesia de Carthagena, y fundó la Colegiata Arcedianal del Señor Santiago de nuestra amada Patria.

También Fernando Díaz y Francisco Díaz concurrieron a dicha expulsión, como consta de la Real Cédula de perdón, concedida por los Reyes Catholicos Don Fernando, y Doña Isabel en Segovia, a 22 días del mes de agosto de 1466. Y que las Familias de estos apellidos, en especial de los Díaz, han obtenido los honoríficos empleos de Alcaldes, Regidores, &cc. correspondientes a su antigüedad, se evidencia por la información, que a pedimento de Bartolomé Díaz se hizo en dicha Ciudad a 28 de Marzo de 1601 ante Juan Herrero, Alcalde Ordinario, y Alonso de Medina, Escribano, declarándolo así el Capitán Don Pedro Rodríguez de Navarra, Alcayde del Castillo y Alférez Mayor de dicha Ciudad, con otros testigos.

También por ella se deduce, que los Díaz se enlazaron con los Alvárez y Mellinas; estos últimos fueron Patronos de la Capilla mayor de dicha Parroquial de Santiago, de la cual, al trasladar los huesos a la de San Bartolomé se encontraron diversos cuerpos armados a la manera que se enterraban, y entierran los Cavalleros. Asimismo consta de el dicho instrumento, que Alonso Díaz Navarro, descendiente de dicha Ciudad, y vecino de la Murcia, litigó y ganó Executoria de Hijodalgo en la Real Chancillería de Granada el año 1592, lo que confirma Cascales en los discursos históricos de Murcia y su Reyno, fol. 361 añadiendo, que dicho Alonso Díaz fue Procurador en Cortes y juró a Don Felipe III por dicha Ciudad. Finalmente consta que otra Cédula Real, dada en el Castillo de Garci-Muñoz por el Infante Don Manuel a 6 de setiembre del año 1383 que fueron alistados para probar sus Hidalguías Pedro García, Gonzalo García y Alonso García.

No han desmerecido por V.M. sus blasones; pues quanto más antiguos los ha mirado, tanto más ha sido su cuidado el renovarlos, acreditado el enlace, que Don Francisco García Díaz, Alguacil mayor del Santo Oficio de la Inquisición, Hermano de V.M. tuvo con muchas familias de este Reyno, casando primero con Doña Catalina Muñoz, Familia muy Ilustre en la Villa de Yecla; y después con Doña Ana Tomás Avellán y Urrea, de la de Jumilla, hija de Don Francisco Tomás, Cavallero Hijodalgo, descendiente de los primeros pobladores de Murcia; y por los Urreas, de la Ilustre Casa de los Urreas de Aragón; no faltando en este siglo de los Avellanes muchos Ilustres Varones, como lo fueron Don Cosme, Don Juan, Don Pedro, y Don Francisco Avellán, Cavalleros de la Orden de Montesa.

Ya dije en el principio de otra Dedicatoria, que solo con ser naturales de Villena se puede probar la mayor purificación y limpieza de sangre; y no es de admirar cuando a sus habitadores en la misma Cédula de perdón les fue concedido privilegio, para que ni en aquel, ni en otro tiempo fuesen admitidos por vecinos de dicha Ciudad, Moros, Judíos, ni nuevamente convertidos a nuestra Santa Fe, necesitando cualquier que ha de de sentar su vecindad en ella hacer constar su limpieza, para cuyo efecto se nombra un Regidor por dicha Ciudad que informe.
Han brillado, y resplandecido en hazañas y heroicas virtudes, no solo los ascendientes de V.M. si no los que en estos tiempos hemos conocido. Sitiado por el Exercito Imperial se hallaba el Castillo de Villena el año de 1707, cuando después de un intenso fuego, que duró siete días, el Capitán, que con quarenta Militares lo defendía, quiso capitular para su entrega y con la mayor lealtad y animosidad dixeron los Paisanos, que primero habían de perder la vida por nuestro gran monarca el Señor Don Felipe V el Animoso, que entregarlo; en cuyo Castillo, y a esta acción se halló el Padre de V.M. y después acompañó al Eminentísimo Señor Cardenal Belluga a la toma de Onteniente. También Don Fernando Díaz Osa, tío de V.M. Visitador que en tiempo de dicho Eminentísimo Señor Cardenal fue de este Obispado, y Cura de esa Parroquial, acreditó su ilustre ascendencia con lo heroico de sus virtudes, fue propuesto por el Vicario General del Arzobispado de Valencia en tiempo del Señor Rocaborti, y electo de Málaga, que renunció, con ese Curato, retirándose a la Congregación del Señor San Felipe Neri (que es de las primeras fundaciones de España) de nuestra amada Patria, en donde su virtud y exemplo acreditó su justificación. Imítale V.M. en sus operaciones, principalmente en socorrer con tanta repetición y liberalidad a los pobres; pues muchos de esa Villa hubieron perecido a no ser por el ardiente celo de su caridad.

Mucho más pudiera alargar la pluma, si no me contuviera la certeza de irritarle; pues sé, que su modestia y humildad oye estos elogios con tedio; pero debe V.M. estar asegurado, no le adulo, , pues no refiero cosa, que no pueda manifestar con verídicos y autorizados instrumentos; no siendo capaz pincel tan grosero, para delinearlos todos; porque..

Non ergo funt fatis ad tua praeconia laudis
Necmala doce mea, poterunt tua, cuneta referri.

Y así, cesando en tanto abismo, solo suplico a V.M. reciba esta pequeña obra por índice de mi veneración: ella es pequeña, por el Autor de quien nace; pero grande por la persona a quien se dirige, y si lograse grata acogida, yo seré el primero que le embidie tanda dicha.

Dios guarde a V.M. los dilatados años que deseo y he menester.
Montealegre, y Diciembre 10 de 1751.

B.L.M. de V.M.
Su más apasionado
Don Francisco Cerdán




Programa de Fiestas de Villena 1942 Título: “Cosas de antaño” Autor: Gaspar Archent, canónigo de Valencia

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Muy interesante el artículo que figura seguidamente, escrito por el canónigo don Gaspar Archent Avellán y publicado en el programa de las Fiestas del año 1942. Se transcribe íntegramente a continuación:


He pergeñado el presente articulillo que viene a ser una continuación del que publiqué el año pasado, hablando de cosas antiguas de nuestro pueblo, asunto que tanto agrada siempre a todo viyenero legítimo.

Partidas de la Huerta y del Campo

En los años de 1341 y 1342 se nombran ya respectivamente la Condomina y la Raal.
En el año 1402 aparece consignado el nombre de Domingo Busaldón: ¿será este apellido el que, desfigurado después, diera nombre a la casa y tierras hoy llamadas de Usaldón? Es casi seguro.
En el 1405 aparece ya el “Despeñador” o “Espeñador”, el camino de las Balsas y el de Salinas¸ en 1463 la Albaina, las Salinas del Angostillo, que fueron cedidas a Villena por los Reyes Católicos en 31 de marzo de 1466; y en 1500, el Real de Mellinas, en el camino que va a San Juan.
En 1501, Bulilla y el Poloovad; en 1504, el Caracol; el 1516 la Macolla; en 1545 la Estacada y en 1575 el Huerto Real. En 1617 se cita la Raal con el nombre de Arraalejo.

Aguas de Riego

       En 1348 se nombra ya el Hilo del Abad; en 1401 el Hilo de don Juan, llamado del Rey, en el camino de Sax; en 1455, el Hilo del Olmillo y en 1503 la Balsa de Machacón. En 1569 había varias fuentes en el Caracol. En 1679 se habla de la Balsa de Pinchellos y en 1759 del Pozo del Soldado.

Precios de los productos

Sumamente interesante es conocer los precios que regían en aquellos tiempos.

El trigo

Comenzando por el trigo, en 1537 se vendía a 5 reales la fanega.  Este año fue sumamente estéril y su producción casi nula, por lo que no es de extrañar que al año siguiente alcanzase el trigo el precio de 16 reales la fanega. Posteriormente y con diferentes alternativas llega a los 28 reales en 1711. En 1692 una arroba de harina costaba 7 reales y el pan se vendía a dos cuartos la libra.

La cebada

Le cebada se vende en dicho año estéril de 1537 a 3 reales la fanega; pero luego a 7 y 9 reales, hasta que en 1746 se vendía a 10.

El centeno

Se vendió en 1538 a tres reales la fanega, alcanzando a mitad del siglo XVII el precio de doce reales. El citado año de 1538, la avena se vendió a 42 maravedíes, ósea a 30 céntimos la fanega.

El vino

Se vendió en 1538 a un precio equivalente a 45 céntimos de peseta la arroba, y todavía bajo más los dos años siguientes, puesto que en 1616 se vendía a real y medio la arroba.

El aceite

        Se paga en 1547 a 10 reales la arroba, y la libra costaba a menos de 10 céntimos. En los nueve años siguientes baja a 7 y 8 reales, hasta subir a 12 en 1595 y ocho años más tarde a 20 reales la arroba.

 Otros productos

         Aunque no existen datos completos sobre el precio de otros productos, no dejan de ser curiosísimos los pocos que se conocen. Así, en 1538 se vendía el queso a menos de 10 céntimos la libra; la cera sucia se vendía a menos de 2 reales la libra; y limpia para elaborar, unos céntimos más cara. La arroba de lana se pagaba a 10 reales; 500 púas costaban poco más de 3 reales y una escoba, 8 céntimos. El caíz de yeso valía unos 58 céntimos y un ciento de ladrillos 55 céntimos.

Arrendamientos y salarios

          Como todo en la vida está sujeto a la ley inexorable de la proporción, que fatalmente se impone como regla general aunque se den excepciones particulares, dada la baratura de los productos de la tierra y de la industria en aquellas épocas, sumamente barato había de ser también el arrendamiento de la tierra y el precio de los jornales.
En efecto: en el año 1405 se pagaban por 4 tahúllas en el Despeñador 24 sueldos, equivalentes a 3 reales y medio de arrendamiento anual por tahúlla. En 1528 se pagaban 25 reales por dos tahúllas en el Hilo del Rey, y en 1531, 6 reales y medio por media tahúlla en San Benito. En 1538, la parroquia de Santa María poseía un “bancalero” lindante con el huerto de Luis Dañón Cabrera y con los herederos de Martín Pardiñas, y el rento anual era de 6 reales por tahúlla. En 1540 4 tahúllas arrendadas en la Estacada pagaban a razón de cinco reales, poco más, por tahúlla.
Respecto al precio de los jornales no figuran datos concretos, pero en una nota correspondiente al año 1549 se dice que “los jornales a cuatro sueldos” lo que equivale a un poco menos de 3 reales el jornal, y en la misma nota se dice que los carpinteros que trabajaban en el capitel de la torre de Santa María cobraban de sueldo 72 maravedíes, o sea, 53 céntimos de peseta.

Misas

      Como dato también curiosísimo aparece consignada la limosna de las misas. En 1510 por una Misa se daban 18 maravedíes equivalentes a 13 céntimos y por un aniversario un real. En 15401 un real y en 1645 real y medio por cada misa rezada.
     Y con esto termina esta deficientísima información. De los datos en la misma expuestos no es posible racionalmente dudar, ya que todos ellos fueron entresacados, con paciencia de benedictino, por aquel inolvidable sacerdote que se llamó D. Salvador Avellán García, que invirtió muchas horas de su vida investigando los archivos parroquiales y el municipal; que fue el villenense que más sabía de su pueblo y podemos decir también que el que más lo amaba, porque si como dice el adagio latino “nihil volitum quin proecognitum” –nada se ama si no se conoce- hemos de suponer que a mayor conocimiento sigue un amor mayor y más perfecto.
     Aquí ponemos punto final al presente escrito por el que los lectores habrán podido conocer el precio de muchas cosas en aquellas épocas remotas y distantes, cuando aún faltaban muchos siglos para que se inventase la palabra “straperlo”.
GASPAR ARCHENT, Canónigo de Valencia

LA MORENICA EN LA CAPILLA DE LAS HERMANAS TRINITARIAS, Abril de 1999

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Visita de la Sagrada Imagen en abril de 1999 a la iglesia de la Congregación, de las Hermanas Trinitarias de Villena, situada en la calle de La Congregación.

Programa de Fiestas Villena 1941 - Artículo titulado: “Antigüedad de los nombres de algunas calles de Villena” - Autor: Gaspar Archent-Canónigo

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Artículo del canónigo don Gaspar Archent Avellán en el programa de Fiestas de 1941 y que transcribimos a continuación:



Entre los escasísimos apuntes, coleccionados por el inolvidable don Salvador Avellán, presbítero, que lograron salvarle de la horda destructora del marxismo, hay unos datos sumamente curiosos sobre la antigüedad de los nombres de algunas calles de nuestro pueblo, que hoy se publican por primera vez, cronológicamente ordenados.
En 1420 existía ya la plaza pública en el mismo lugar que hoy ocupa. Posteriormente se llamó plaza de las Carnicerías y en ella había una casa llamada de doña Catalina, acaso de doña Catalina Ruiz de Alarcón, que fundó los beneficios de Santa María.
La calle o plaza de Santa María existió ya en 1464 y en 1492 la calle Mayor y la de San Antón.
En el año 1500 la plaza situada detrás de las actuales Casas Consistoriales se llamaba de Hernando de Medina.
En 1503 se habla de los bancales en la Losilla, cerca de las “casas del Obispo”.
En 1516 existe ya la calle de Palomar y en 1525 la calle Baja en la cual había en 1525 una escuela pública cuyo maestro cobraba cuarenta reales de sueldo anual.
La calle de la Rambla es nombrada ya en 1534.
En 1570 se autoriza la construcción de varias casas en el ejido de la puerta de San Sebastián.
En 1575 se habla de la calle Nueva, y el trozo comprendido entre la misma y la plaza del Rollo se llamaba en 1608 calle pública Nueva.
También en 1575 se nombra el arrabal de la Trinidad y en 1595 el arrabal mayor, distinto del menor que era el de Zarralamala.
A finales del siglo XVI y para ampliación de la plaza de Santiago cedió una casa Alonso R. Navarro, padre del beneficiado y teniente-arcipreste don Bartolomé Navarro.
En 1605 ya se nombra la plaza del Rollo.
En 1607 se habla de la Cruz de la Losilla, el barrio de Onil y la Puerta de Biar. Dicha cruz era el “Humilladero de las Mellinas” que se levantaba a la salida de la citada Puerta de Biar, y que fue erigido en honor de dos señores principales de Villena, cuyos nombres no han llegado hasta nosotros, aunque sí su apellido, que era el de Mellinas. Sucumbieron ambos heroicamente peleando contra los de Biar en aquellas luchas fratricidas entre Castilla y Aragón en las que Villena hubo de tomar parte importantísima en diferentes ocasiones por ser población fronteriza entre ambos reinos.
En 1616 ya existía la Corredera pues se autoriza la edificación en dicha calle de una casa junto a la muralla que pasaba frente a la actual iglesia de la Congregación; y en 1686 había en la misma calle un Hospicio junto a un horno.
¿Sería el horno del paso que muchos hemos conocido en el sitio que hoy ocupa el Pasaje Candel?
En 1624 se nombra la calle de los Cuatro Cantones donde había un pozo concejil.
La calle de Parrales se llamaba “partida de Parrales” y ya existía en 1646; en 1670 la calle del Ciervo, la del Hilo en 1671, la de Quevedo en 1685 y en el mismo año la del Chicho, que antes se llamaba del Capitán.
En 1689 existía la calle de doña Isabel en la que una de sus aceras, quizá la única de entonces, estaba formada por postigos de la Corredera.
En 1760 se habla de bancales situados en la Puerta de San Sebastián, pertenecientes al vínculo de Cascante.
Finalmente en 1800 la calle del Cojo, que antes se llamaba de Carniceros, toma su nuevo nombre de un tal “Martín el cojo” que en la misma vivía.
Hasta aquí los datos que conocemos sobre nombres antiguos de calles y plazas de Villena.

GINÉS DÍAZ – natural de Villena, monje cartujo y pintor (Mediados del siglo XVII)

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En el III Simposio sobre Historia de Villena, el 2-4-2011 se dio una conferencia titulada: “La labor silenciosa de Fray Ginés Díaz, cartujo y pintor”.

Artículo en la revista Villena 1972, titulado: “Para un catálogo de pintores villenenses”, de Adrián Espí Valdés (alcoyano) y dice:

Creemos que Villena ha tenido sus pintores. Un testimonio válido nos lo dan –aunque muy lacónicamente:

CEAN BERMUDEZ, J.A. en el Diccionario Histórico de los más ilustres profesores de las Bellas Artes de España. Madrid 1800. Vid también CONDE DE LA VIÑAZA, Ediciones al Diccionario Histórico, Madrid 1894.

           PONZ PIQUER, Antonio. “Viaje de España”, Madrid M. Aguilar 1947.

Cuando nos hablan de Fray Ginés Díaz, pintor natural de Villena en torno a 1750 (está mal) es 1650. En el famoso “Viaje de España” del erudito valenciano se nos asegura que el tal fraile era cartujo en la casa que la orden tenía en Portacoeli de Valencia, en cuya sala capitular existían varios cuadros suyos, todos ellos narrativos de algunos aspectos de la vida de San Bruno”.

Colección pictórica del Excmo. Ayuntamiento de Valencia, 1ª parte, 1981, pág. 121

        VIAJE DE ESPAÑA, TOMO IV por D. Antonio Ponz, individuo de la Real Academia de la Historia y de la Real Sociedad Bascongada
El libro fue realizado por Joachim Ibarra, impresor de Cámara de S.M. en Madrid, año 1774 y vendido en la librería de Esparza, Puerta del Sol, frente de la fuente.
En la carta VII, página 178 narra Ponz lo siguiente:
“Fue a la Cartuja de Portacoeli, distante de Valencia quatro leguas y situada entre Norte y Oriente al pie de una alta sierra. La situación de Portacoeli es un paraje algo eminente, desde el cual se descubre el mar, la gran llanura de Valencia y otras tierras mucho más distantes.
Por un acueducto se lleva el agua al Monasterio. Se está renovando la iglesia, que es según la forma y planta que regularmente tienen las de los Cartujos.
Haciendo una descripción de las dependencias eclesiásticas, cita que en la Sala Capitular, que sirve de iglesia mientras se hace la nueva, está la vida de San Bruno, que pintó un religioso, llamado Ginés Díaz, natural de Villena”..

DICCIONARIO HISTÓRICO DE LOS MÁS ILUSTRES PROFESORES DE LAS BELLAS ARTES DE ESPAÑA. TOMO SEGUNDO: D a J     
                      
Compuesto por Juan Agustín Cean Bermúdez y publicado por la  Real Academia de San Fernando; imprenta de la Viuda de Ibarra, 1800.
En la página 14 figura la siguiente descripción:

Diaz (fr. Ginés): monje pintor, natural de Villena y religioso barbón de la cartuxa de Portacoeli, en cuya sala capitular se conservan algunos quadros de su mano, relativos a la vida de San Bruno. Ponz

LEGADO ARTÍSTICO DE LA CARTUJA DE PORTACELI, por Francisco Fuster Serra, publicado en 2012 por Analecta Cartusiana

El capítulo XIV está dedicado a la obra del pintor cartujo Ginés Díaz y de otros pintores de mediados del siglo XVII.

 “Desaparecidos los Ribalta, otros pintores van a proseguir la obra renovadora en las décadas centrales del s XVII, en los que intervienen  destacados pintores de la talla de Jerónimo Jacinto de Espinosa, Pedro Orrente y el refugiado Alonso Cano. No obstante hemos querido dar especial relevancia a la obra del monje cartujo Ginés Díaz, que aunque de inferior calidad que los grandes maestros citados, emprende una labor considerable en total sintonía con el espíritu contrarreformista de exaltación del Santo Fundador de la Orden de la Cartuja y de los orígenes y fundamentos de esta institución religiosa.
Los cuadros que se conservan, la mayoría muy deteriorados, tienen más valor documental que artístico, por lo que prestaremos más atención al mensaje que nos transmiten que a su valor plástico”.

Las noticias sobre la vida y obra de Ginés Díaz son muy escasas, sacadas de las crónicas de las cosas que suceden en la Cartuja. Una de ellas nos informa que Ginés es un monje profeso de Portaceli, natural de Villena, que pinta la serie de doce cuadros del Apostolado para la iglesia.

Dice la nota: “Este año (1634) se pintaron los doce apóstoles que antes estuvieron en la iglesia, después en refectorio, i cuando este se reedificó, el año 1740, se volvieron a la iglesia. Pintoles el padre D. Ginés Díaz, natural de Villena e hijo de esta casa. Y por ser un religioso tan lleno de virtudes, se pueden repudiar por reliquias suyas”.

Otra nota: “Que el padre D. Ginés Díaz que pintó el apostolado, pintó también los lienzos de las personas señaladas de nuestra religión, los cuales se pusieron en la iglesia año 1640, pero después se pusieron i ahora están en el claustro de las murteras”.
Se trata del claustro conocido como de los Naranjos o de los Novicios.

En 1639 se derrumbaron las capillas de San Miguel y Santa María, para hacer una sola más amplia. Se remodela el retablo, así como otras obras. Cuando se acaban Ginés Díaz pintó la serie de grandes cuadros sobre la vida de San Bruno.

La nota dice así: “Los lienzos de nuestro padre San Bruno los pintó casi todos el padre D. Ginés Díaz, aunque el quinto es de manos de Pedro Orrente y el séptimo de un flamenco llamado Jorge Sibile”.

Todo lo comentado ocurrió en la década 1630-1640 y posiblemente en los años inmediatamente siguientes, sobre todo en los prioratos de Francisco Medina (1638-1640), por segunda vez y Jerónimo Fríjola (1640-1649), dos de los monjes más destacados de la comunidad de Portaceli en esos años y genuinos representantes de la piedad barroca.

Recomendado: ANALES DE LA CARTUJA DE PORTACELI, P. Juan Bautista Civera y Vida religiosa de ilustres de Portaceli.

Francisco Medina también era natural de Villena y deja el priorato de Portaceli en 1640 para hacerse cargo de la nueva fundación cartujana de Nuestra Señora de Vía Celi y San José en Orihuela, en donde muere a causa de la peste en 1648.
A esta cartuja iría destinado como vicario Ginés Díaz, el cual fallece en 1654 por infección de aguas en un pozo.
Al año siguiente muere el P. Juan Bautista Civera, cronista de Portaceli y que ya hemos recomendado. Civera es pieza clave, ya que convivió con Ginés Díaz y alabó sus virtudes, merecedoras de que sus obras sean estimadas como reliquias.
Josep Vicente Ferre Domínguez, de Bocairente escribió un libro muy interesante, según detallo a continuación:

La Universidad de Salzburgo (Austria) ha publicado, en la colección "Analecta Cartusiana", el libro del bocairentino Josep-Vicent Ferre Domínguez, "Juan Bautista Civera, el cronista de Portaceli". La obra, editada en valenciano, es un estudio sobre este importante fraile alcoyano del siglo XVII, considerado como el historiador más importante de la cartuja valenciana de Portaceli, situada en el término municipal de Serra, en plena sierra Calderona. 
El volumen, de 214 páginas, consta de una aproximación biográfica, la descripción de la obra escrita de Civera, fundamentalmente los tres manuscritos sobre la historia del monasterio y de la Orden, y un análisis de la concepción historiográfica del autor y de su relación con el controvertido mundo de la espiritualidad y religiosidad valencianas del siglo XVII. Además, consta de un apéndice documental con la reproducción de textos inéditos. 
Este libro es el segundo de este autor, que hace cuatro años publicó la biografía del obispo bocairentino Miquel Mahiques. Los dos libros se pueden encontrar ejemplares a la venta en la librería María de Bocairente.

Datos sobre cuadros

Aunque no está documentado, se le atribuye un San Bruno, copia del Ribalta del retablo mayor, procedente de Portaceli y depositado en el Museo de Bellas Artes de Valencia y una Última Cena Pascual de la colección pictórica del Ayuntamiento de Valencia., de procedencia desconocida, pero con afinidades estilísticas con los cuadros que se conservan de la Vida de San Bruno.

Serie de Cuadros de San Bruno

Los cuadros de la Vida de San Bruno para la sala capitularlos realizó hacia 1639 el  monje Ginés Díaz, con la participación de Pedro Orrente en el 5º y Jorge Sibile en el séptimo y estuvieron todos colocados en la Sala Capitular hasta 1835, cuestión que atestigua Ponz e indica lo siguiente:

“En la Sala Capitular, que sirve de iglesia mientras se hace la nueva, está la vida de San Bruno, que pintó un religioso llamado Ginés Díaz, natural de Villena”.

(Son los años en que se está remodelando la iglesia. Ponz toma la noticia de Ceán Bermúdez 1800).

Efectivamente, once son los grandes espacios vacíos que hay entre las pilastras decorativas de la sala capitular, cinco en cada muro lateral, por encima de la sillería y uno en el pie de la entrada. Debieron medir 190 por 954 centímetros.

Con la desamortización, en el catálogo de 1847 se indica que en el museo de pinturas del Carmen hay dos cuadros procedentes de Portaceli pintados por Ginés que corresponden a la vida de San Bruno, pero más tarde se indica que se llevan al ayuntamiento de Valencia.

Han podido constatar que en fecha incierta entran cinco cuadros de San Bruno en el ayuntamiento: Resurrección de Diocrés en presencia de San Bruno, Visita de San Bruno al papa Urbano II, San Bruno hace brotar una fuete milagrosa, San Bruno y el Conde Rogerio y un Pasaje no identificado de la vida de San Bruno, más cinco cartelas decorativas sobre la misma temática, que deben corresponder a los cuadros citados.

(Las dimensiones de los cuadros 243 por 173 son similares s las del cuadro del Museo de Bellas Artes. Teniendo en cuenta la temática y la atribución, todos corresponden a la Sala Capitular de Portaceli. Además existe una sexta cartela decorativa.
Catalá Gorgues 1981, 1ª parte nº 69 a 78, p.-121.

Lógicamente la serie no está completa, cuatro se quedan por la Cartuja, según la tasación que hacen en 1866 dos profesores de la Escuela de Bellas Artes de Valencia.

Los cuatro cuadros que se indican son: Presentación de un obispo a tres monarcas y la Virgen preside; la Virgen cubriendo bajo su manto a varios santos de San Bruno; representación de un milagro y el cuarto una comunidad de monjes, sin duda de Portaceli. Los cuatro son grandes y miden 200 escudos (2,42 mt2.)

Los tasadores los atribuyen a la escuela de Bartolomé Espinosa y a finales del s XIX Francisco Tarín y Juaneda, mejor informado, los atribuye a Ginés, pero ya no los ve colgados en su lugar, aunque siguen en la cartuja:

“Los cuadros son grandes, los vio Ponz en la sala o capilla capitular. Como tienen poco valor, han quedado  en Portaceli depositados en unas manteladas piezas algunos de ellos, otros se trajeron cuando la exclaustración al Museo Provincial y se almacenaron en los depósitos”.

Posteriormente desaparecieron y se desconoce su paradero.

Resumiendo, de los once cuadros de la vida de San Bruno y de los orígenes de la Cartuja, que formaban la serie completa instalada en la Sala Capitular, en el Museo de Bellas Artes de Valencia hay uno y otro ha desaparecido, En el Museo de la Ciudad hay cinco, más seis cartelas decorativas con leyendas referentes a los cuadros. Los otros cuatro restantes quedaron abandonados en la Cartuja tras la desamortización.

Otras pinturas de Ginés Díaz

En 1634 pintó Apostolado para adornar la iglesia conventual. Los inventarios de los años de las exclaustraciones citan “doce lienzos grandes del Apostolado” en el refectorio. La iglesia conventual acabó de ser reformada en el siglo XVIII y es lógico pensar que los cuadros del refectorio son los que habían en ella. Todos están desaparecidos.

Consta que en el refectorio habría una Santa Cena y Miguel Ángel Catalá Gorgues en 1981 encuentra afinidades estilísticas de la Última Cena Pascual de la colección pictórica del ayuntamiento de Valencia con los lienzos de Ginés Díaz.

Hay constancia de que los cuatro Retratos de Cartujos insignes los pintó Ginés para ponerlos en la iglesia conventual el año 1640 y que después pasaron, tras la remodelación al claustro de las Murteras. Representan a los cuatro cartujos más eminentes de Portaceli de las primeras décadas del s XV: Bonifacio Ferrer, Francisco Aranda, Francisco Maresme y Juan Nea,  conservados en el Museo de Bellas Artes de Valencia tras la desamortización.

Aunque no hay duda de que proceden de Portaceli y de que los pinta Ginés Díaz, el catálogo manuscrito del Museo no los recoge. Figuran en los catálogos del siglo XIX, pero no en el siglo XX).

Por último citar un SAN BRUNO conservado en los fondos no expuestos del Museo de Bellas Artes de Valencia, que es una copia literal del cuadro  de Francesc Ribalta para el altar mayor. Se atribuido a Ginés Díaz, pero el deficiente dibujo no guarda las proporciones del original, y la menor calidad técnica respecto de lo que se conoce del pintor cartujo, hace pensar que fue una copia posterior.


Chimo Sánchez Huesca, Octubre de 2015

Galería pictórica del cartujo Ginés Díaz


















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